El temporal de nieve que sufrió Castilla y León en la madrugada del pasado domingo dejó a decenas de zamoranos tirados en la AP-6 durante toda la noche. La vuelta a casa después de Reyes se hizo más larga que nunca, con viajes de hasta 15 horas entre la provincia y Madrid. Un auténtico caos circulatorio que duró hasta bien entrado el mediodía de ayer y que diferentes ciudadanos han compartido con este diario. La falta de previsión, denuncian algunos de los afectados, hizo que muchos de ellos tuvieran que aguantar una larga espera sin agua, sin comida y a menudo con niños a bordo. Un regreso tornado en pesadilla que finalizó con la aparición de la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencia (UME). Este es el relato de los zamoranos en primera persona.

María José Sánchez pasó con su marido y su hijo, Vicente y Miguel Ángel Canseco, una experiencia que nunca olvidarán, atrapados en la nieve desde las seis y diez de la tarde del sábado hasta las diez de ayer por la mañana. Venían de Madrid y acababan de pasar hacía pocos kilómetros el túnel de Guadarrama en dirección a Zamora cuando empezaron a ver coches parados y se vieron obligados a circular lentamente. Eran las seis y diez de la tarde cuando también ellos quedaron en la autopista: había habido algún pequeño accidente que ocasionó el colapso de la vía y todos los automóviles quedaron atrapados. Con el depósito lleno, la familia Canseco pasó la noche con la ayuda de la calefacción del coche. La mayor preocupación, sufrir algún accidente: "Había gente que se impacientaba, intentaba salir con el coche, sin llevar siquiera cadenas, y veías que se podía producir algún accidente". Eran reacciones inútiles, ya que los coches estaban varados sin poder desplazarse a lugar alguno. La Guardia Civil estuvo atenta en todo momento, aunque las quitanieves no tenían acceso para despejar la zona. Aunque se movilizó la UME, los zamoranos, pudieron salir por sus propios medios, ya por la mañana, "pero gracias a que llevábamos cadenas". En cuanto salieron del apuro, buscaron un sitio para desayunar, reponer fuerzas y proseguir camino a Morales del Vino, su localidad de residencia. "Ha sido una odisea", relatan.

"Estábamos solos y a merced del tiempo". Así describe César Macías el sentimiento que tanto él como su familia tenían dentro del coche donde se quedaron atrapados en el trayecto más largo que nunca han hecho entre su localidad de procedencia, Andavías, y su lugar de residencia, Leganés. Todos ellos tuvieron que pasar la noche retenidos en el interior del vehículo en el entorno de Villacastín ante la imposibilidad de continuar con el viaje. "Lo que habitualmente nos cuesta tres horas, ayer lo hicimos en quince", apunta.

Jesús Sualdea, natural de San Juan de la Cuesta, se quedó atrapado nada más pasar la estación de servicio de Villacastín. Su viaje arrancó en León a las 18.15 horas del sábado y finalizó ayer a las 11.00 horas con la inestimable colaboración de la UME y la Guardia Civil. "Comencé a notar el tráfico muy lento en torno a las 20.30 horas del sábado y poco después me quedé atrapado en el punto kilométrico 75", explica. "Allí, entre autobuses de Alsa y camiones, hasta que llegó la ayuda de emergencia", comenta.

Ana Pérez fue una de las "afortunadas" que pudo entrar en la capital antes de que el caos se apoderara de la autovía A-6, ya que salió de Zamora justo después de comer, aunque le costó cinco horas de trayecto. A tan solo 95 kilómetros de Madrid se quedó parada junto a otros conducotres y hasta que no llegaron los quitanieves no pudo avanzar. "Veías coches tirados continuamente, mientras íbamos a diez kilómetros por hora, no paraba de nevar y muchos no teníamos ni cadenas para los neumáticos", narra. Tras pasar el peaje, que no tuvieron que pagar, llegó a casa ya entrada la noche. "Al menos tuve la suerte de dormir en mi casa", agradece.

Desde Valladolid viajaba de madrugada Verónica Delgado en autobús para poder coger el vuelo que le llevaba de regreso a Santa Cruz de Tenerife, donde trabaja. "En la estación de autobuses no nos dijeron que fuera a haber ningún problema, si no, quizá habría optado por otro medio para llegar", apunta. Las dificultades por el camino hicieron que llegara a Barajas a las seis y media de la mañana, cuando su avión salía tan solo un cuarto de hora después, por lo que perdió el billete, aunque pudo encontrar plaza para un vuelo tres horas más tarde. "Había mucha más gente en mi situación, pero la compañía no cubre ningún gasto, puesto que el aeropuerto funcionaba con total normalidad", razona.