El presidente de la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León (Vitartis), Félix Moracho, defendió que "no es muy inteligente" pedir ni hacer el boicot de los productos catalanes desde un mercado, el autonómico, con más de dos millones de consumidores, frente al de más de siete de la autonomía catalana. En este sentido, los datos que maneja el proyecto de comercio intraregional "C-Intereg" de Centro de Predicción Económica (Ceprede) constata que el impacto sobre la balanza comercial catalana de un boicot de la comunidad, sería mucho menor que si Cataluña dejara de consumir productos de Castilla y León.

En este sentido, aunque en cifras absolutas la autonomía catalana vende más en Castilla y León que al contrario, en términos relativos los impactos son bastante diferentes y la comunidad sale perdiendo. En concreto, a lo largo de 2016, el tejido económico catalán comercializó productos en la comunidad, por 2.041 millones de euros, lo que supuso el 5,2 por ciento de sus ventas en España (38.861 millones). Castilla y León, por su parte, vendió productos a los catalanes por 1.353 millones de euros, una cantidad que representa el 7,1 por ciento del volumen total movilizado en productos para el resto de España (18.970 millones). Por lo que refiere a Zamora, las empresas de la provincia venden a Cataluña productos por cincuenta millones, mientras que las empresas catalanas venden por 88 millones en Zamora.

Los datos del informe indican que las relaciones comerciales entre ambas autonomías se contrajeron durante el año de estudio en comparación con 2015. Precisa el documento recogido por Ical, que las ventas de los catalanes a los castellanoleoneses mermaron un 1,6 por ciento; mientras que los envías desde la comunidad a Cataluña se redujeron un 1,4 por ciento.

Los "mensajes viscerales" que piden el boicot "no son inteligentes", insistió Moracho, cuando los consumidores catalanes superan con creces en número a los de la Castilla y León. En este sentido, recalcó que el consumidor "es soberano" y si un producto "es bueno, se consumirá sea de donde sea".

Moracho recordó también que todo lo que ocurre en una autonomía impacta en el conjunto de la economía en España y, por lo tanto, en cada una de las 17 comunidades autónomas del Estado, porque ninguna es una isla. En este sentido, reconoció que se puede producir un efecto "bumerang" porque la industria agroalimentaria de Cataluña es la más potente de España y boicotear sus productos impactará directamente en la cadena de proveedores que la abastecen, una inmensa mayoría en las autonomías más rurales, como Castilla y León.

Extremadura lanzó hace días la alerta del peligro que supone para su economía un desplome de la industria agroalimentaria catalana, que tiene en la carne su principal producto, aunque también consume inmensas cantidades de cereales, frutas y verduras; con un impacto directo sobre los proveedores extremeños. Ahora desde Castilla y León se lanza la misma advertencia y se apela al sentido común de toda la sociedad.

Por último, Moracho indicó que no tiene conocimiento de la intención de trasladarse en la comunidad de ninguna empresa catalana, aunque sí expuso que la crisis institucional catalana está provocando mucha preocupación en industrias que operan en ambos territorios, ya que tiene que ver cómo "armonizar" la situación, es decir, "sus intereses aquí y allí".

El análisis por provincias constata que Burgos, con 582 millones, es la empresa que más vende a Cataluña, seguida por los 238 millones de Valladolid y los 124 de Soria.