El Jesús de "La Caída", de Ramón Álvarez, portando el solitario su cruz y vestido de blanco salió de la iglesia de San Lázaro pasadas las siete de la tarde. Rememoraba el desfile que protagonizó hace 75 años, en esa ocasión también cedido por su dueño, la Cofradía de Jesús Nazareno, para que una nueva hermandad, la de Jesús en su Tercera Caída, pudiera salir a la calle.

En una espléndida y soleada tarde de las postrimerías del verano la Tercera Caída celebró la procesión extraordinaria conmemorativa del 75 aniversario. Encabezada por el barandales, Alfredo Toledo, que hacía sonar las esquilas, los pasos, el prestado por Jesús Nazareno y el Jesús en su Tercera Caída titular de la hermandad del Lunes Santo salieron de la iglesia a los acordes del himno nacional que interpretaban los músicos de la Banda del Maestro Nacor Blanco.

Cruz guía y estandartes componían la comitiva, muy bien acompañada por presidentes y directivos de otras cofradías de la Semana Santa, encabezados por la presidenta de la Junta de hermandades, Isabel García Prieto y por el propio regidor de la cofradía organizadora, José Fernández Nieto. Detrás, el capellán de la cofradía, Agustín Montalvo, cerraba la parte central del desfile procesional, arropado por las filas de hermanos que, a decir verdad, apenas llegaban para cubrir la distancia entre los pasos. De paisano, y con su medallón, los cofrades más implicados arroparon la procesión extraordinaria que, como en su día ocurriera con el desfile de hace 75 años, mostró también las varas que les prestó la Vera Cruz: no eran muchas pero valían para dar simbolismo a la ceremonia. Y si las filas no andaban nutridas de hermanos más pobladas estaban las aceras para ver un desfile que viró enseguida por Obispo Nieto, Puentica, avenida de la Feria, subió por San Martín a la Rúa de los Francos y, por la plaza de Viriato, acabó en el Museo de Semana Santa.