Azahara Ramos

Obras de arte e ingeniería entran en contacto con los niños zamoranos en un taller de cuentos pop up que los enseña a ilustrar cuentos desplegables en el Etnográfico. El curso cuenta con una duración de cuatro días en los que se dividen las actividades, desde el pasado 25 de julio hasta hoy. Los participantes aprenden a pasar de lo más sencillo a lo más complejo en la técnica de ilustración en tres dimensiones, a través de tareas adaptadas a las distintas edades.

Durante la primera jornada, los niños tuvieron un primer contacto con la ingeniería del pop up y la representación de formas, animales u objetos. También descubrieron el origen de este tipo de libros, con distintos ejemplos, para pasar a elementos más complicados en los días sucesivos hasta llegar a la creación de sus propias obras.

El curso favorece la adquisición de nuevos conocimientos, pero también contribuye a otros aspectos como la creatividad y la cooperación con otras personas, "este tipo de cuento llega de una manera muy sencilla a los niños porque les llama mucho la atención, en esta actividad cada uno de ellos puede imaginar según sus gustos y eso les aporta mucho, también aprenden a ser pacientes, a escuchar y a trabajar en equipo", señala Mariel Rodríguez, guía y educadora del Museo Etnográfico que se encarga de llevar a cabo este taller, entre otros realizados en el centro.

Debido al abanico de edades, con asistentes de cuatro a doce años, los más alevines no conocían demasiado la técnica al principio, pero empiezan a dominarla conforme avanza el taller, mientras que los más mayores estaban más familiarizados con los cuentos en tres dimensiones, "al final lo importante es que todos aprenden algo nuevo que va a ser relevante para ellos, independientemente de si habían tenido un contacto previo con los libros pop up o no", observa Rodríguez.

Es la primera vez que se hace este curso y desde la organización están muy contentos con el resultado, "con el aprendizaje de esta técnica de ilustración de cuentos, los niños también adquieren otros conocimientos sobre temáticas relacionadas con los tipos de literatura o la antropología, les amplía el campo de visión y descubren diferentes maneras de crear", añade. Además, el acercamiento a los libros pop up ayuda a introducir a los pequeños en la lectura de una forma diferente, lo cual también supone para ellos una apertura de mente y apoya su posterior descubrimiento de otros géneros literarios.

La acogida del taller ha sido muy buena, "a los participantes les gusta y es importante que lo disfruten y lo recuerden en su futuro porque pueden trasladar su aprendizaje a otros proyectos que tengan que realizar en el colegio o en su propia vida", reflexiona la educadora.

En contra de lo que mucha gente cree, la técnica de los cuentos tridimensionales es bastante antigua, cuenta con más de novecientos años de existencia y apareció, por primera vez, en España, lo cual es muy sorprendente para algunos participantes. La relevancia de estas creaciones ha ocupado, en los últimos años, un gran número de exposiciones y nuevas invenciones muy interesantes, tanto para niños como para adultos. Su desarrollo corresponde a un largo período de tiempo y "en el futuro seguirá presente porque en tres dimensiones las personas captan mejor la información, sobre todo los niños, que lo ven como algo muy interesante. También es bueno que conozcan el origen de la técnica, la parte más teórica, para que tengan más claro el concepto de pop up", apunta Rodríguez.