Las luces colorean la Navidad en el eje central de la ciudad, pero eso no quiere decir que no haya destellos también en los barrios, representaciones pequeñas, casi íntimas, que hacen del rito un modo de reunión entrañable. Así fue la jornada de ayer en Zamora, donde la música más tradicional de estas fechas se convirtió en himno en cualquier lugar.

La obra social Corazón de Madre programó una obra de teatro para los más pequeños en la iglesia donde recibe culto Nuestra Madre de las Angustias. Gabriel Carlos Ramos interpretó una pequeña representación en San Vicente para contar "Y sucedió en Belén", una idea de Juanjo Carbajo. Los jóvenes poblaron los bancos de la parroquia y pusieron atención en los relatos evangélicos que cobran vida cada año cuando diciembre toca a su fin. Las celebraciones religiosas pusieron fin al programa, que continúa a través del belén situado en la capilla de Nuestra Madre.

Los niños también fueron protagonistas, o mejor dicho, "objetivo" de los cuentos infantiles desarrollados en el salón de actos de La Alhóndiga. Por la mañana, con "El pequeño señor Paúl". Por la tarde, turno para "Cuentos perversos para niños perversos".

Molofolk y La Bigornia

En los barrios, la animación también estuvo ayer presente. Como en la parroquia de La Asunción en Carrascal, donde los villancicos fueron protagonistas en las voces e instrumentos del grupo zamorano Molofolk. Mientras, en la iglesia del barrio de Alviar, los cánticos de la asociación cultural La Bigornia recrearon el nacimiento de Jesús.

Además, La Morana tuvo la misión de animar la fría noche por las calles del casco histórico, una de las actividades que el Ayuntamiento programa para crear ambiente en el centro de la capital. De nuevo, la música fue el hilo conductor de todo lo acontecido.