Pocas cosas podían empañar la que, hasta el viernes, era una brillante carrera política desde que, en 2001, Rosa Valdeón se hiciera cargo de la Dirección General de Salud Pública de la Junta de Castilla y León, animada por su mentor, Juan Vicente Herrera, de quien ha ido de la mano todo este tiempo. Rosa María Valdeón Santiago nació en Toro el 17 de diciembre de 1960.

En el instituto toresano Pardo Tavera, estudió el bachillerato antes de culminar su licenciatura en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. Ha sido inspectora médica de la Seguridad Social, jefa de la misma área en el Insalud de Zamora, y, como especialista en recursos humanos y planificación sanitaria, dirigió el hospital privado Los Montalvos en Salamanca. A través del consejero e íntimo de Herrera, José Antonio de Santiago-Juárez dio el salto a la política, aunque por entonces no militaba en el PP. Su cualificado perfil técnico fue lo que la catapultó a la Dirección General de Sanidad.

En 2004 fue nombrada consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades por Herrera., el periodo de mayores satisfacciones; reconocida como gestora, apreciada por sus cualidades humanas que la han llevado a ser cooperante en países del Tercer Mundo y en especial con el Sahara, Rosa Valdeón parecía la candidata ideal para que el Partido Popular asegurara la alcaldía de Zamora para suceder a Antonio Vázquez, en claro declive.

Aquella apuesta para las elecciones de mayo de 2007 resultó fallida: el PP perdió la mayoría absoluta y el mandato de Rosa Valdeón, en manos de los independientes de Adeiza marcó definitivamente la difícil relación que ha mantenido con la dirección provincial del Partido y en especial con su presidente, Fernando Martínez Maíllo. Las discrepancias entre uno y otro han sido continuas y públicas en un enfrentamiento que acabó por convertirse en personal con el que hoy es el número 3 del PP nacional como vicesecretario de Organización y hombre de máxima confianza de Mariano Rajoy.

A Valdeón nunca le supo a premio convertirse en alcaldesa de Zamora, ni siquiera cuando, cuatro años más tarde, recuperó la mayoría absoluta. En las siguientes elecciones generales presionó para ir en las listas al Senado, pero finalmente se impuso el criterio en contra de la dirección del partido zamorano argumentando que no debía producirse duplicidad de cargos. Tendría que esperar a las elecciones de 2015, cuando Clara San Damián la reemplazó como candidata mientras ella cumplía su deseo de volver a Valladolid por la puerta grande como vicepresidenta, un cargo que no existió en el Gobierno regional anterior, y consejera de Empleo además de portavoz de la Junta. Porque durante mucho tiempo su sintonía con Herrera y con los órganos regionales del partido le granjearon el aura de "delfina". Incluso se especuló con la posibilidad de que el presidente del PP regional no completara su mandato y que dejara en sus manos el Ejecutivo autonómico.

Rosa Valdeón parecía también como la más próxima a los círculos de Génova como miembro del comité de dirección nacional hasta que, el año pasado, Maíllo fue nombrado por Rajoy cambiando el fiel de la balanza. Ahora, el partido tendrá que decidir también qué ocurre con ese puesto en la ejecutiva a cuya última reunión no asistió tras haber criticado en redes sociales la candidatura del exministro Soria. Apenas unos días después, a la toresana le ha tocado predicar con el ejemplo y dimitir por un "error" en lo que calificó como "uno de los peores días" de un año especialmente complicado también en lo personal.