Los dos grupos de campamentos urbanos infantiles que impulsa la Asociación de Vecinos de Pinilla se unifican en uno solo después de destaparse que el responsable de uno de ellos era el empresario involucrado en el viaje fantasma a Disneyland París. El responsable llevaba a su vez las riendas de Puzzle Ocio y Tiempo Libre con proyectos sociales y actividades estivales con los niños del barrio.

A raíz de descubrirse la autoría de la estafa, el grupo de niños se quedó sin actividad estival, lo que llevó al campamento Garabatos a asumir a todos los pequeños para evitar que se quedaran sin su actividad de ocio y tiempo libre, que sirve también para la conciliación de vida laboral y familiar para los padres del barrio de Pinilla. La suma de ambos grupos ha derivado en uno nuevo más numeroso que supera los 80 integrantes. Ante esta situación, tres nuevos monitores han sido contratados para paliar la desaparición del otro grupo.

Una vez resuelto el problema, el presidente de la asociación vecinal, Artemio Pérez, aclara que "nosotros no tenemos nada que ver con el caso de este señor y los padres pueden estar tranquilos porque sus hijos seguirán teniendo unas actividades de ocio de calidad". En total, seis personas se ocupan ahora de los campamentos urbanos que se desarrollan en las instalaciones de la asociación vecinal con niños de todas las edades. Los más pequeños "cuentan con un aula de menores dimensiones donde pueden aprender y divertirse a su medida, mientras que los otros disponen de un aula grande con monitoras suficientes para atender a los niños conforme a la franja de edad que tengan", explica Pérez.

La situación se reconduce después de que el pasado miércoles los padres de los niños se encontraran con que no había actividad alguna ni monitores para hacerse cargo de ellos. A partir de ese momento, el colectivo vecinal se volcó en ofrecer una solución para atender las necesidades de todos los padres. El campamento Garabatos asumió la solución y la actividad ya funciona con normalidad con casi un centenar de niños ajenos al caso del viaje fantasma cuyo organizador estaba también al frente de uno de los proyectos sociales del barrio de Pinilla "sin que nosotros tuviéramos idea alguna de su desaguisado, toda una vergüenza", insiste Pérez.