La Cofradía de la Virgen de la Guía goza de muy buena salud. Solo hay que ver la foto de familia del acto de imposición de medallas a los nuevos hermanos, en la que impera la alegría infantil. La patrona de los barrios de la margen izquierda del Duero celebra hoy su festividad con la misa mayor a las once de la mañana, con posterior procesión al Puente de Piedra y, al regreso la degustación de un vino español al que convidan los mayordomos. Lleva ya muchos años, y sobre todo cuando sale buen tiempo, como parece será hoy en caso, que la procesión de la Virgen de la Guía se ve arropada por cientos de fieles, sobre todo vecinos del Sepulcro, San Frontis y barrios cercanos, aunque también del resto de la ciudad.

La iglesia del Sepulcro, templo románico erigido en el siglo XII, aunque renovado en el XIII, se muestra en la actualidad en todo su esplendor, después de la profunda restauración a la que se sometió hace pocos años. El templo, seguro, se quedará hoy pequeño para albergar a todos los fieles que, en todo caso, marcharán después de la misa en procesión hacia el Puente de Piedra con la Virgen de la Guía a hombros. Y es que la imagen, que data de principios del siglo XVII, estaba en un camarín del mismo puente (donde según la leyenda habría aparecido, con el niño en sus rodillas).

El ambiente de la procesión es totalmente romero, sobre todo si el tiempo acompaña. Una vez de regreso al templo es costumbre que haya alguna actuación de bailes regionales y los fieles departan en amor y compañía en torno a alguna tapa de embutido y un vino.

La Cofradía que preside Javier Riego Ferrero data de 1925, cuando se constituye como tal, si bien desde mucho antes viene la devoción, que se remonta al siglo XVII y también la organización de cultos en su honor, presentes en el siglo XIX. La devoción a la Virgen la hace ser considerada como patrona de los barrios de la margen izquierda, aunque no hay documento que certifique tal condición.