La zamorana Elena Ayuso Varela presenta estos días algunas de sus ilustraciones en una céntrica boutique de ropa de la ciudad.

-Usted profesionalmente se dedica al mundo del diseño, pero también da rienda suelta a su creatividad a través de la pintura.

-Desde hace un par de años cuando dejé el proyecto de Efectivamente Comunicación, porque era insostenible por las circunstancias de la crisis, me acerqué de nuevo a la pintura. Siempre me ha gustado pintar y dibujar, pero en la muestra que ahora exhibo, me centro más en las ilustraciones.

-¿Qué le reporta esa faceta creativa?

-Es una válvula de escape, una manera de estar conmigo misma, de no escuchar a nadie más y, en última instancia, una manera de relajarme. Dedicándome a la comunicación y la publicidad supone una manera de dedicarme una parcela hacia mí.

-Una parcela que ahora comparte, pero ¿cómo surgió esta exposición?

-De la manera casual e imprevisible. Hace unos meses descubrí un nuevo material, unos rotuladores de pintura acrílica, que me han atraído mucho y he ido probando y probando. Isabel Herrero siempre ha sido una apasionada de mi trabajo y entre las dos surgió esta manera de presentar mis nuevas obras. Además, a través de las redes sociales muestro lo que hago y muchas personas me habían pedido que exhibiera lo que hago en algún lugar en pequeño formato, como es el caso; me pedían verlo al natural.

-¿Qué tienen de especial esos rotuladores?

-No es una técnica novedosa en el mercado artístico, aunque yo hasta ahora no los había utilizado. Son de secado rápido por lo que me permite trabajar muy rápido, no como el óleo. Gracias a estos rotuladores me he lanzado a trabajar en pequeños formatos frente al gran formato, de a partir de un metro que empleo habitualmente. Las obras que ahora presento son más pequeñas porque entiendo que no todo el mundo tiene espacio en su casa para cuadros tan grandes.

- "Muac, muac" es el título de la muestra.

-Es una exposición en la que exhibo únicamente bocas, solo gestos. Son once obras originales y cinco reproducciones. Ahora fijo mi atención en la boca, pero con anterioridad han sido otras partes del cuerpo como las manos, los ojos y ¡quién sabe si en un futuro serán las narices! (risas). Me gusta mucho todo lo que exprese. Además, soy una persona que en su día a día se fija mucho en los detalles incluso de las cosas físicas. Cuando miro un enchufe, me atraen los dos agujeros que tiene; si es una cara, me atrae la boca. Todos los detalles que me llaman la atención y la gestualidad humana son lo que trato de llevar a grandes formatos.

-¿Se siente influida por alguna corriente?

-En mi manera de pintar y de dibujar siempre me sale el pop porque agrando los detalles. Además creo que en mis dibujos se nota que procedo del mundo de la publicidad.

-Emplea un rojo muy atrayente en sus creaciones. ¿Por qué?

-Pensando de dónde me veía este interés creo que se debe a mi abuela, con la que pasé mucho tiempo en mi infancia. Ella cuando se levantaba se pintaba los labios de rojo. Me he dado cuenta de esta influencia al ver ya la muestra montada.

-¿Qué pretende con sus ilustraciones?

-Ante todo estar conmigo misma y compartirlas con cualquiera que quiera disfrutarlas.

-Con el nuevo año, nuevos propósitos. ¿Cuáles son en su caso?

-Artísticamente, voy a concluir obras de gran formato para una exposición monográfica en la que el color rojo tendrá gran importancia. Además, voy a crear una página web para dar a conocer mi obra porque a través de las redes me han demandando cuadros, de hecho en casa ya no tengo ni una obra.

-¿Esta es su primera muestra?

-No. Hace un tiempo ya hice alguna. Pese a dedicarme al mundo de la publicidad donde pongo toda la carne en el asador, no me desangro gota a gota. Sin embargo, las exposiciones creo que son más personales. Hasta ahora me ha dado pudor, pues producción tenía bastante. Hace ya unos años Ángel Requejo me animó a mostrar mis dibujos en su establecimiento, en la Sala Berlín. Él y su mujer me animaron a perder ese miedo y presenté siete obras. Traspasé la barrera esa primera ocasión.

-¿Se ha arrepentido?

-La verdad es que se pasa mal, aunque tengo a mi favor que mis obras gustan quizá porque es un arte muy fácil.

-Algo que reafirma a los artistas en su labor.

-Sin duda, pero yo no me considero todavía artista. Creo que solo soy una licenciada en Bellas Artes. El ser artista es mucho más.

-Para usted, ¿qué tiene que tener un artista para que lo reconozca como tal?

-La verdad es que no lo sé realmente. Creo que soy exigente con otros y, sobro todo, conmigo misma. Hay chicos de 16 años que hacen cosas increíbles que me llegan y luego personas de más de 70 que se llevan toda la vida dedicando al mundo del arte y que no logran decir nada. Creo que el artista tiene que transmitir al espectador y tiene que tener mucho tiempo para dedicarse y tener muchas horas de trabajo a sus espaldas.