Mecánica y mujer. Dos aspectos poco comunes en las Fuerzas Armadas en el año 1995 cuando la zamorana Silvia Vega decidía pasar a formar parte de la Marina. Algo que, como reconoce nunca le ha supuesto ningún problema. "Cuando entré yo, era la segunda promoción de mujeres y en mi especialidad se podían contar con los dedos de una mano", explica esta zamorana que se dedica a arreglar los motores y las turbinas de los barcos. Silvia Vega fue una de las primera mujeres mecánicas de la Armada y asegura que "tuvo sus pros y sus contras" y reconoce que hubo gente mayor que no lo aceptó muy bien pero "a nivel general nunca me he sentido discriminada".

Esta zamorano recaló en la Marina después de haber suspendido la prueba de acceso a la Guardia Civil. "Al principio pensé en acceder a la Benemérita por promoción interna pero luego me encantó lo que hacía". La Armada también le permitió conocer a su marido por lo que ya no tuvo duda a la hora de continuar su carrera militar en la mar. "Salir a navegar es una sensación muy bonita, tengo la suerte de que la Armada me paga por hacer lo que me gusta".

A pesar de su gran vocación, Silvia Vega reconoce con pensar que la Marina es su lugar muy complicado para conciliar la vida familiar y laboral. Y es que, tras pasar por Cartagena y Cádiz ahora está destinada en Ferrol pero en 2017 tendrá que volver a hacer las maletas. "Renuncie a ascender y pedí tres años de excedencia para cuidar a mis dos hijos", explica la zamorana y reconoce que siempre "me quedará la espinita de hasta donde podría haber podido llegar". Tras ocho años en Galicia, en 2017 lo más seguro que regrese a Cádiz y tenga que dejar a su familia en Ferrol, donde está destinado su marido y asegura que "ya me he mentalizado de que me tengo que ir yo sola".

Silvia Vega se moja y habla sobre los casos de abuso que se han dado en las Fuerzas Armadas, como el de la excomandante Zaida Cantera. "Supongo que hay más casos" afirma aunque a mi "nunca me ha pasado nada de eso y tampoco tengo constancia de ello". Silvia Vega asegura sentirse apenada por la militar "porque lo ha tenido que pasar muy mal" pero puntualiza que parece que la excomendante era consciente de que otras mujeres estaban sufriendo trato vejatorio y "se cayó y a mí eso no me parece justo".

A pesar de esto, Vega recalca que las fuerzas de tierra y las del mar funcionan de forma diferente y yo creo "que en la Armada no se permitirían estos escándalos". Y es que, "somos como una gran familia que pasamos mucho tiempo juntos navegando". Hay unidades de la Marina, como los cazaminas o submarinos, en los que el espacio es muy reducido y hombre y mujeres comparten habitación y no hay ningún problema". El paso del tiempo ha hecho que ser mujer y mecánica en la Marina no sea un caso extraño y es que ahora, como reconoce esta zamorana de agua salada, "hay muchísimas mujeres".