Con calor, como el que reinó ayer en la ciudad, los zamoranos arroparon a los enmascarados que participaron en el VII Festival de la Máscara de Zamora. Y es que más de 400 personas de 28 mascaradas de Portugal y España, diez de ellas de la provincia zamorana, encararon con brío y alegría el itinerario fijado en el desfile, desde la Marina hasta la plaza de Viriato.

El amplio cortejo lo abrían Jurrus del Alija del Infantado, los Cencerros, de Abejera, y los Caretos de Salsa, que no cejaban de bromear con el público, tal y como también hacían los integrantes de la Vaca Bayona, de Almeida, que embestían a algún conocido situado en la acera.

La Vaquilla y los Cencerros, de Palacios del Pan, contaron con alguna incorporación más, pues se sumó uno de los menores que habían participado por la mañana en los talleres promovidos en la plaza de Viriato. El Atenazador, de San Vicente de la Cabeza, contaba con un gaitero y una tamborilera, aspecto en el que incidió el locutor que explicaba cada una de las manifestaciones ancestrales según iban accediendo a la plaza presidida la escultura de Viriato.

Entre las mascaradas que debutaban en el encuentro figuran los Troteiros de Bande, en Orense, cuyos integrantes llevaban en las cinturas cencerros alargados y cintas de raso, o las Bonitas de Sande, que portaban máscaras y panderetas.

Los Carnavales de Valrojo y la Danza de Paloteo, de Tábara, dieron paso a las Carantoñas de Aceuche, venidas por primera vez desde Cáceres, y al Zangarrón de Montamarta, contaba con la participación de dos jóvenes que portaban el traje que desfila el Año Nuevo y el de Reyes, respectivamente, y los quintos de la localidad.

El calor hizo mella en algunos caretos portugueses que, de repente, se tiraban a la calle a descansar, o bien cogían los vasos a las personas que se encontraban tranquilamente sentados en las terrazas de Santa Clara o simplemente se sentaban y bebían agua para recuperar fuerzas para volver a bromear con el público congregado, principalmente a la salida y en Santa Clara, a decir de varios participantes que hacían mención a lo mucho que sudaban debajo de los ropajes con los que habitualmente desfilan en invierno.

Los cuatro personajes Filandorra, de Ferreras, precedieron a la amplia mascarada de los Sidros y la Comedia de Valdesoto que llevaban una bandera de Asturias y transportaban en un carretillo, totalmente tuneado, bolletas y botellas de sidra que escanciaban en cada receso. "¿Te apetece un culín?", invitaban a algún turista sorprendido por el detalle.

El Zangarrón de Sanzoles, la fiesta de la Vaquilla de Fresnadilla de la Oliva, los Cucurrumachos de Navalosa, o los Entroidos, todos ellos debutantes en el desfile local, sorprendieron al público "cada uno es distinto y nada tiene que ver con las mascaradas de Zamora", decía un caballero que añadía, "pero creo que deberían de apostar por grupos que sean más diferentes".

Los carochos de Riofrío y varios caretos desplazados desde el vecino Portugal pusieron el punto y final al desfile al que "hay que venir año tras año porque es una tradición ancestral que tenemos que mantener, pese a la despoblación que sufrimos en el medio rural", decía el integrante de una mascaradas de la provincia.

El VII Festival de la Máscara prosigue hoy con la muestra hispanolusa "Artesanía de la máscara" donde siete artistas, seis portugueses y uno zamorano, muestran los materiales que utilizan para confeccionar las máscaras. La exposición puede descubrir de manera gratuita de 10.00 a 14.00 horas.