En veinte días se apropió de 3.623,40 euros, los beneficios que debería haber ingresado su empresa por las ventas de canalones que efectuó como comercial en mayo de 2012. Para hacerse con el dinero, delito por el que acaba de ser condenado por la Audiencia Provincial a 21 meses de prisión y el pago de 2.400 euros, el imputado, de iniciales F.J.V.C., entregaba albaranes a los clientes, firmados por ambas partes, y no facturas, lo que le permitía quedarse con las cantidades sin levantar sospechas.

Una vez concluidas las obras de instalación de los canalones, el vendedor procedía a extender los citados albaranes, en los que plasmaba su rúbrica para darle un carácter de legalidad ante sus clientes, convencidos de que liquidaban los trabajos con la empresa contratada. Finalmente, la sociedad que tenía empleado al viajante descubrió las irregularidades, de las que consiguió pruebas sobre cinco operaciones ilegales, cerradas con particulares en diversas localidades de Valladolid y en una de León.

La Fiscalía le imputaba un delito continuado de apropiación indebida, por el que exigía inicialmente dos años de prisión para el procesado, quien ayer evitó el juicio previsto en la Audiencia al admitir su comportamiento con el que se enriqueció de forma ilícita y mostrar su arrepentimiento. Estas dos circunstancias atenuantes del delito permitieron a la fiscal rebajar la pena de dos años a 21 meses de reclusión, suspendida siempre que J.F.V.C. efectué el pago de los 2.400 euros a la empresa, que le condona 1.220 euros y que podrá devolver en diversos plazos, según el acuerdo que su abogado alcanzó con el Ministerio Fiscal, una condición que implica el ingreso inmediato en la cárcel si se produce su incumplimiento. Las instalaciones que vendió y cuyo importe se quedó oscilaban entre los 300 euros y los 1.420 euros, según el escrito de acusación de la Fiscalía.

Prendas falsas

Por su parte, el Juzgado de lo Penal de refuerzo condenó ayer a un vecino de Zamora a tres meses de prisión, sustituida por seis meses de multa de 360 euros; y a un multa del mismo importe por tener en su poder para vender 175 camisetas falsificadas de la marca Modania, por las que deberá abonar a la empresa textil 900 euros. La Fiscalía solicitó que las prendas fueran donadas para su entrega a países del Tercer Mundo, a lo que el abogado de la firma se negó porque la experiencia indica que "vuelven a mercadillos". Si el hombre no pagara, entraría en prisión a cumplir los tres meses de condena.