Publicaba este periódico en sus páginas centrales de su edición dominical del 8 de febrero y firmado por su directora un buen recuerdo de la adolescencia zamorana de un grupo de amigos entre los que estaba José Antolín Martín. La foto de portada es de la primavera de 1961, teníamos 15 años y paseando por los jardines de la Avenida están algunos de los que ya se han ido; Loli González Rui , abogada laboralista tiroteada en su despacho de Atocha, donde asesinaron a su marido y donde también ejercía Manuela Carmena; Pepe Francia, médico que fue concejal en Salamanca y que también nos ha dejado y Ramiro Muñoz Haedo, catedrático en Alicante, nieto del maestro Haedo y creador de muchas iniciativas culturales, que también nos ha dejado.

Y también aparece José Antolín Martín con sus 16 años, del que me dicen, con la urgencia que siempre tienen las noticias tristes que también nos acaba de dejar con 69, mayor pero no viejo, y ya se sabe que una de las ventajas de los mayores, que generalmente se olvida, es que sabemos lo que es la juventud porque ya la hemos vivido.

José Antolín, Antolín o mejor "Tolín" para los amigos aparece como era, con las manos en los bolsillos paseando desenfadado con su figura entre atlética y torera pues provenía de Vitigudino, cuando reinaba "El Viti", y llegó a tener récords nacionales en los 400 metros lisos.

José Antolín era mi amigo, mucho antes de que la política, pretendiera ponernos uniformes a los que desde la libertad de pensamiento rechazamos los rebaños y fue un político independiente, bienintencionado, y honrado que siempre buscó el bien de su ciudad y provincia, lo cual hoy es un currículo casi insuperable y su figura entre atlética y torera, duchándose con una manguera en el patio el Cuartel Viriato, además de famosa por su épica, consiguió para la ciudad cumplir la profecía de Víctor Hugo de convertir en universidades los cuarteles. La pérdida de Antolín me deja dolor y nostalgia que querría compartir con su mujer Marisol, sus hijos y tantos amigos, pero también me deja muchísimos recuerdos de buenos ratos compartidos en nuestra infancia y adolescencia de sabañones y menos libertad, pero donde también queríamos ser y fuimos felices y hoy que se nos ha ido, prefiero quedarme con esos recuerdos felices pasado en compañía de su buena persona.