La Junta Directiva de FAMPA Viriato, de colegios privados y concertados, ha negado que haya algún problema entre los padres sobre esta nueva evaluación de diagnóstico e incluso aseguran que este examen puede servir "como estímulo positivo para incrementar la motivación y el esfuerzo por parte de las familias, además de los propios alumnos y los docentes". Asimismo, desde la FAMPA Viriato expresaron que son conscientes de que la prueba tiene mucho que mejorar y adaptarse más a las edades de estos niños. En cuanto a los padres si que reclamaron alguna explicación más sobre las repercusiones que puede tener esta prueba.

En el conjunto de Castilla y León y durante la primera jornada de celebración de las pruebas, fijada para el pasado martes, diez alumnos de un centro de León se negaron a realizar el examen. Los alumnos tampoco acudirán los días 1 y 2 de junio que son los días alternativos elegidos por la Consejería de Educación. La Junta de Castilla y León insistió en que no es cierto que si suspenden esta prueba los alumnos repetirán de curso, sino que se puntualiza que continuarán en el mismo nivel educativo un año más si acumulan tres suspensos como mínimo o dos si se trata de las asignaturas de lengua y matemáticas, a lo que se suma esta evaluación diagnóstica en el caso de que fuese negativa y que aportará una información adicional sobre la evolución del escolar, pero que en ningún caso marca el futuro de esos niños porque "no es determinante, es informativa". En toda la región son 20.300 estudiantes los que realizarán esta nueva prueba recogida en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce).