Invitado sorpresa, el concursante de la segunda temporada de Top Chef Javier García Peña se convirtió ayer en reclamo de la campaña "I love lechazo".

-¿Cree que la gastronomía tiene tirón suficiente para atraer a turistas?

-Tengo una máxima: si te especializas, ya tienes una parte del camino recorrida. Si Zamora se hace reconocer por algo en concreto, puede tener mayor auge turístico. Yo soy muy fan del lechazo porque en mi familia es religión y creo que se trata de un producto muy interesante.

-¿Cómo lo cocinaría usted?

-Como conté en Top Chef, tengo en la mente el aroma y los sonidos de la cocina de mi abuela cuando sobraba lechazo, asado o en pincho, que se utilizaba para hacer arroz caldoso. Esta receta la tengo tatuada en la mente, aunque es verdad que hay muchas vertientes: escabechado, marinado, confitado... Tiene muchas posibilidades tanto la carne como la casquería: los riñones, las mollejas, el cuello, la cabeza o los sesos. Es como el cerdo, que "hasta los andares" se aprovecha.

-Aunque esta provincia está a la cabeza en producción tiene una batalla muy dura con Segovia o Ávila, ¿no cree?

-El que conoce el producto sabe lo que está comiendo. En lugares como Madrid, no hacen lechazo, sino cordero con ajos tirados... (ríe). Esos toques lácteos y la grasita del buen lechazo solo se puede encontrar en lugares como Zamora.

-¿Le atrae el "estilo Chicote" que triunfa en la televisión?

-Es el cocinero más real. Chicote está muy formado, pero tiene el carácter que hay en la cocina, donde se valora el esfuerzo para sacar algo bueno. Y luego, los problemas que muestra son el día a día de un oficio que se valora cada vez más.

-Triunfó en televisión con su famosa hamburguesa, ¿qué tenía de especial?

-Fue una sorpresa ganar la prueba con mi hamburguesa, con una receta que es "muy canalla". Fue un sofrito de ajo, cebolla y tomate y le añadí una mayonesa de soja, más oriental.