Una serie de muestras geológicas tomadas en la localidad zamorana de Villalcampo han permitido precisar con exactitud el momento en el que se formaron diferentes fallas del oeste de la Península Ibérica: concretamente, hace 308 millones de años. El hallazgo es fruto de una investigación conjunta de la Universidad de Salamanca con expertos internacionales de Australia, Canadá, Estados Unidos y España, cuyos resultados han sido publicados recientemente en la revista científica Tectonophysics. La importancia de esta datación viene dada por la coincidencia en el tiempo de estas fracturas de terreno con el plegamiento conocido como Orógeno Varisco, que dio lugar a las cordilleras que actualmente conocemos.

El departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, capitaneado por el científico Gabriel Gutiérrez-Alonso, lleva años estudiando este fenómeno en una investigación que ahora se cierra con la publicación de los resultados. En declaraciones realizadas a la agencia iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (Dicyt), el experto detalla la importancia de este descubrimiento. "Hay grandes fracturas que recorren el oeste de la Península Ibérica cuya edad no estaba determinada y que en este trabajo las hemos datado y hemos comprobado que son coetáneas del plegamiento que sufrió esta zona y cuyo resultado son las rocas actuales", asegura.

La investigación ha contado con el análisis de muestras tomadas en Malpica de Bergantiños y Punta Langosteira (La Coruña), Juzbado (Salamanca), Villalcampo (Zamora) y en Portugal, cerca de Oporto. La datación, según informa Dicyt, ha sido posible al calcular su edad mediante su reloj isotópico, es decir, usando isótopos de potasio y argón del mineral mica moscovita que actúan como relojes.

Reparto de la orogenia varisca sobre un mapa con la distribución actual de los continentes

La investigación se ha prolongado a lo largo de los años y del globo terráqueo. De hecho, las muestras tomadas en Villalcampo, junto con el resto, han viajado por medio mundo para obtener los deseados resultados. En primer lugar, a Adelaida (Australia), donde seleccionaron los minerales. Desde allí, tomaron rumbo a Ontario (Canadá), donde se introdujeron en un reactor nuclear durante más de 30 horas. Y posteriormente, nuevamente a Australia, aunque esta vez a la ciudad de Perth, donde fueron analizados en los laboratorios de la Curtin University por el investigador Fred Jourdan mediante calentamiento en un sofisticado láser hasta su fusión. Además, aparte de estos científicos, han colaborado en la investigación expertos de Filadelfia (Estados Unidos), de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

El experto de la Universidad de Salamanca, Gabriel Gutiérrez-Alonso, asegura que estas fracturas no tienen nada que ver con la actividad sísmica. A pesar de que las fallas suelen estar asociadas a terremotos, en el caso de las que recoge este estudio están "totalmente inactivas". La actividad sísmica del noroeste peninsular -que es muy escasa- está determinada por otras fracturas de terreno absolutamente diferentes.

Las conclusiones de la investigación internacional, aparte del dato de formación de las fallas del oeste peninsular hace 308 millones de años, proporcionan también información valiosa para la comunidad científica. En primer lugar, que este fenómeno coincidió en el tiempo con un gran evento geológico como fue el plegamiento del terreno conocido como Orógeno Varisco, por lo tanto, proporcionan una restricción fiable absoluta sobre la edad de pandeo en torno a un eje vertical. Y, además, proporcionan "una prueba más" de que el oroclinal inclinado no está relacionado con la colisión del Varisco, o el colapso extensional posterior de la montaña.