El Plan Director de la Muralla de Zamora será sometido a una revisión de cara a una posible actualización del documento. Así lo anunció ayer el subdirector del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Alfonso Muñoz, durante la visita a las últimas obras de restauración en cinco tramos del primer recinto amurallado de Zamora. En este sentido, "convendrá estudiar la actualización del Plan Director para abordar la conservación y mantenimiento futuros de la muralla". Este paso supondría evaluar el antiguo documento y "ver si conviene poner al día su contenido", lo que implicaría "lanzar un concurso con el nuevo proyecto", avanza el subdirector.

Un proyecto con 17 años

Ya hace al menos tres años que el autor del plan, el arquitecto salmantino Francisco Javier Rodríguez Méndez, reconocía que el informe se encontraba "obsoleto" y requería "una actualización sujeta a varios ajustes". El documento técnico fue elaborado en 1998 e implicó una inversión de 1.200 millones de las antiguas pesetas para consolidar, restaurar y difundir turísticamente el recinto defensivo.

Mientras tanto, la muralla de Zamora luce ya "consolidada" tras la última fase de intervención, que ha implicado obras de restauración en los sectores del Portillo de la Lealtad, las Peñas de Santa Marta, la Cuesta de los Pepinos, el tramo de Santa Ana y la Ronda del Degolladero. Se trata de la segunda intervención ejecutada en los últimos años por el Instituto del Patrimonio Cultural de España del Ministerio de Cultura, que ha desembolsado 890.000 euros por una actuación global en siete tramos con problemas de consolidación, erosión y desprendimientos. Con las últimas actuaciones, "la muralla de Zamora queda ya consolidada y conservada", con independencia de "cualquier futura intervención para que se mantenga en buen estado", añadió Muñoz.

El subdirector del Instituto del Patrimonio Cultural visitó ayer las Peñas de Santa Marta junto a la alcaldesa, Rosa Valdeón, y la subdelegada del Gobierno, Clara San Damián, todos ellos orientados por el arquitecto responsable de la obra, Francisco Somoza.

1.500 kilos cada roca

En las peñas, la degradación de la base de la roca era de tal envergadura que generaba desprendimientos continuos, lo que ha llevado a la reconstrucción de la propia roca, "algo muy poco frecuente", puntualiza el propio arquitecto. Somoza explica que "todas las piedras son grandes bloques de cantera con una dimensión mínima de tonelada y media por roca". La reintegración de estos fragmentos extraídos en la cantera han respetado "las características y el color de la piedra original evocando así la imagen histórica de la ciudad, la más verdadera". Además, la actuación ha implicado la instalación de un sistema de drenajes para evitar que las aguas de filtración provoquen en el futuro las degradaciones producidas hasta el momento.

En el Portillo de la Lealtad la intervención ha sido similar, "con la reconstrucción con partes de lienzo de muralla mediante sistemas utilizados históricamente para hacer una intervención lo menos agresiva posible y evitando los problemas que ponían en riesgo la estabilidad del monumento", explica Somoza. El arquitecto hace también referencia a la Cuesta de los Pepinos, con un estado de degradación "muy alto" en una zona compuesta por fragmentos de sillarejo de menos entidad constructiva y "con peor labra". El Ayuntamiento ha mejorado su accesibilidad.

En Santa Ana se reconstruyeron las fábricas de sillería y la coronación del muro, además de los pavimentos del adarve. Mientras, en la Cuesta del Degolladero se reintegraron los sectores con la reconstrucción de las fábricas de sillería mediante la utilización de piedra arenisca idéntica a la original.

La restauración de la muralla de Zamora