Teresa Fernández notó un bulto en el pecho un día de agosto, al salir de la ducha. No le dio más importancia, aunque se quedó con la mosca tras la oreja. A los pocos días lo comentó con su marido, después con el médico y tras las oportunas pruebas se confirmó la sospecha, tenía cáncer. El de Teresa, diagnosticada con 45 años, es uno del millar largo de cánceres que se detectan en nuevos pacientes cada año en Zamora, sobre todo de colon y recto, pero también de otras localizaciones, como la mama, pulmón, la vejiga o próstata, entre las más importantes, aunque hay muchos más, como los de piel, los melanomas o los linfomas.

No es Zamora un lugar que presente factores ambientales que provoquen un mayor riesgo en la aparición de cánceres. Tradicionalmente se considera que estas tierras, como en general varias provincias de Castilla y León serían mas proclives a los tumores de estómago o de colon, por el tipo de alimentación, pero las cifras van desmintiendo cada vez más esa afirmación. Sí parece claro que en cáncer de pulmón, por ejemplo, es una de las zonas más sanas del país. En general, no parece haber demasiadas diferencias entre Zamora y otros puntos del país atribuibles a variables geográficas, de clima o costumbres. Lo que si puede influir es el envejecimiento de la población, ya que a más edad, más riesgo de padecer un tumor.

Como ocurrió a Teresa, una palpación del pecho puede ser fundamental para descubrir a tiempo un tumor, detección precoz que mejora notablemente el pronóstico de la enfermedad y aumenta exponencialmente las posibilidades de curación, ya de por si muy altas en la mayoría de tipos de cáncer. Precisamente la estrategia regional de salud tiene identificados algunos tipos de cáncer con una meta destinada a aminorar su incidencia, o mejorar las posibilidades de curación y supervivencia.

La principal estrategia contra la mayoría de los cánceres es llevar un estilo de vida saludable, con dieta adecuada, ejercicio y ausencia de tabaco, lo que viene bien para la mayoría de las enfermedades. En cáncer de mama hace ya muchos años que se viene llevando a cabo en toda la región un programa de cribado mediante mamografías para mujeres a partir de los 45 años, lo que se considera un medio eficaz para detectar los tumores antes de que den la cara. La vacuna contra el virus del papiloma humano, que puede provocar cáncer de cuello de útero y las citologías preventivas contra esta patología, que se realizan también como cribado de la población diana, son medios para disminuir la incidencia de este tipo concreto de cáncer. Y más recientemente se ha puesto en marcha el programa de cribado universal del cáncer de colon, mediante el test de sangre oculta en heces entre los 60 y los 64 años, que se irá extendiendo progresivamente para detectar precozmente la enfermedad.

Aún tomando todas las precauciones seguirán apareciendo casos de cáncer. Incluso hay una teoría científica que achaca a la mala suerte la mayor o menor posibilidad de desarrollar un tumor en los millones de divisiones celulares que se producen en el cuerpo humano.

A pesar del cada vez mayor conocimiento social y de que es una enfermedad que ciertamente se ha socializado bastante, el diagnóstico de cáncer sigue siendo un mazazo para quien lo sufre. "Cuando te dicen que tienes un tumor cancerígeno y hay que operar empiezas a machacarte la cabeza. Por mucho que oigamos, que nos lamentemos o nos apenemos, en realidad no estamos concienciados en absoluto. Cuando te llega es una comedura de coco, sientes la necesidad de que alguien te ayude", dice Teresa.

Dentro de lo que cabe, asegura la paciente, todo salió bien. El tumor no estaba demasiado extendido, se encontraba localizado. "No se había desarrollado y lo pudieron quitar sin ningún problema. La operación en si es como otra cualquiera, nada especial". Aunque todo el proceso de la operación y el tratamiento discurrió en un tiempo relativamente rápido "a la persona diagnosticada cada día se le hace eterno". No tiene un buen recuerdo de la quimioterapia: "al principio, la primera, te da una sensación muy fuerte, como de ardores, te afecta mucho al estómago, es una sensación extraña". Pero para ella lo peor fue cuando se le empieza a caer el pelo, "es cuando uno se conciencia. Se te empieza a caer el pelo y es cuando piensas que dentro tienes algo que está intentando terminar contigo. Cuando me corté el pelo es como que estaban esquilando una oveja, iba perdiendo mechones. Es una impresión terrible esa primera imagen en el espejo".

Poco a poco fue superando etapas, tuvo quimioterapia y radioterapia y ahora está bien, aunque tiene que seguir tomando "un tratamiento con pastillas. Aunque tiene algunos efectos secundarios, es tolerable".

Teresa es una firme convencida de que "de esto se sale. El cáncer se cura. Hay que mentalizarse de que la vida sigue". Eso sí, asegura que "la mentalidad de la persona que lo pasa nunca vuelve a ser la misma". Aprecia como una especie de deseo de sacarle todo el partido a la vida, aprovechar a tope cualquier momento. "También tienes una angustia impresionante, porque muchas veces se vuelve a repetir la historia y puede no tener solución. Quizá por eso quieres aprovechar cada minuto, disfrutar más, hacer más cosas". También la familia, reconoce, "está más condicionada".

Teresa es una de las pacientes que entró en contacto con la Asociación contra el Cáncer de Zamora: "Me enteré cuando estaba en las sesiones de quimio que estaba la Asociación y que te prestaba ayuda psicológica, además de poder hacer actividades. Y sí, me ha venido bien un poco de ayuda, estar con gente, y comentar aspectos con la psicóloga".