El tipo de alergia alimentaria suele estar relacionado con la edad: en el caso de los niños suele ser a la leche o el huevo, mientras que los adultos padecen más a frutas, legumbres y marisco. Y en intolerancias, hay dos grandes grupos: al gluten (celiacos) o a la lactosa. Son algunos de los datos proporcionados ayer en Zamora por la doctora en Farmacia y graduada en Nutrición Carmen Núñez Martín, en la ponencia titulada "las alergias e intolerancias a los alimentos" dentro de las Jornadas del mismo título organizadas en el Colegio Universitario por el Colegio Oficial de Veterinarios y la Asociación de Científicos y Tecnólogos de Alimentos, con la colaboración de la Fundación Científica Caja Rural. En las Jornadas, celebradas a lo largo de la tarde de ayer, intervinieron también el pediatra del Complejo Hospitalario de Segovia José García Velázquez, que habló sobre la enfermedad celiaca y Francisco Javier Tejedor, que disertó sobre la gestión de las cocinas y los comedores escolares en la elaboración de menús destinados a pacientes con alergias o intolerancias.

El diagnóstico

En la intolerancia se da una incapacidad de digerir un alimento, pero sin implicación del sistema inmune. Dejar de comer el alimento que produce alergia es el método más eficaz para luchar contra los problemas que produce. "De diagnosticar pueden llegar a ser fáciles, pero dejar de tomar el alimento que las produce, curiosamente, no siempre lo es porque muchas veces ese elemento está enmascarado en otros componentes", señaló Carmen Núñez. Por ejemplo, en una alergia al huevo no solo hay que tener cuidado con el huevo en sí, sino con otras muchas sustancias que lo llevan, como aditivos, emulgentes o lecitina que se relacionan con la proteína del huevo.

La nutricionista ve con buenos ojos la nueva normativa de etiquetado: "Va por ahí, va estrechando mucho más los cercos para que sea más fácil detectar la presencia de posibles productos que produzcan alergia o intolerancia".

La alergia afecta a entre un 3% o un 4% de la población, mientras que en niños es más frecuente, "puede llegar al 8%, pero muchas veces remite antes de los tres años. En la intolerancia el porcentaje es mucho más alto", significó la especialista.