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Apenas se notan la treintena de localidades recorridas en las últimas semanas y las más de doscientas entrevistas que el ser finalista del Premio Planeta 2014 le ha "obligado" a realizar para la promoción de su libro. Pilar Eyre habla con la misma pasión que derrocha en su novela, "Mi color favorito es verte", de sus autores de referencia, la "democratización" de los famosos en los últimos años, la pérdida de interés por la Casa Real por parte del público, los terribles atentados contra la libertad en Francia e incluso de política con el fenómeno de Podemos a la cabeza, aunque se muestra mucho más reservada con los últimos movimientos de Artur Mas.

-¿Quiénes son los autores de cabecera de una finalista del Premio Planeta?

-Tengo muchos, soy una gran lectora y casi cada dos días leo un libro, desde "best sellers" hasta literatura extranjera. Cuando finalicé esta última novela mis editoras me dijeron que había escrito sobre un estilo que está de muy de moda en Europa, la autoficción, es decir, escribir sobre tu propia vida. En este sentido, hay un escritor noruego al que admiro llamado Kart Ove Knausgard. Ha escrito ocho novelas sobre su vida en las que no pasa nada extraordinario, pero que tienen una fascinación tal que no puedes dejar de leer. Respecto a los clásicos me gusta desde Galdós hasta Clarín. Y un libro que he leído muchas veces y me encanta es "Bella del Señor" de Albert Cohen, una obra maravillosa sobre el amor y la pasión.

-¿Ser escritor hoy en día es una profesión con la que se puede llegar a fin de mes?

-Las tiradas y las ventas se han reducido brutalmente en los últimos años. "La soledad de la reina", mi libro sobre doña Sofía, vendió en su día 300.000 ejemplares, una cifra brutal que es imposible que se dé ahora, ni siquiera lo consigue Ken Follet. Los autores que antes vendían tranquilamente 200.000 ejemplares ahora deben conformarse con la mitad. También influye que hay mucha piratería y que se considera que los libros son caros, algo que no entiendo. Vivir puramente de la escritura la verdad es que es muy difícil y solo puede hacerlo gente con María Dueñas. Además, has de tener mucha producción y aunque yo escribo un libro al año desde hace mucho tiempo, tengo que complementar este trabajo de escritora con otro tipo de actividades, como mi columna semanal como periodista u otras colaboraciones.

-¿Está valorada la literatura española actual a nivel internacional?

-La verdad es que es muy difícil traducir y tampoco hay demasiado interés, porque no te enteras nunca cuánto se vende en el extranjero. Hay muy pocos autores españoles realmente conocidos fuera, aunque existen excepciones como la mencionada María Dueñas en Estados Unidos o Clara Sánchez, muy famosa en Italia. En mi caso, y como curiosidad, se está traduciendo mi libro al persa para venderlo en Irán. En principio la historia de la pasión de una mujer de más de 60 años con un hombre más joven no sé cómo se entenderá en ese país, pero había una traductora muy interesada que contactó conmigo. Ahora solo espero que lo autorice el ministro de Cultura de ese país para seguir adelante con el proyecto.

-Usted siempre ha sido conocida por su faceta como periodista de la crónica social, ¿cómo ha evolucionado este tipo de información?

-Muchísimo. Mi firma apareció por primera vez en la prensa en 1977 y todavía recuerdo la emoción que sentí al ver mi nombre en un periódico. Es cierto que ha cambiado, pero en el fondo los personajes que a principios de los ochenta yo entrevistaba, como Isabel Pantoja o Rocío Jurado, por determinados motivos todavía siguen de actualidad. Se ha democratizado más y se habla de personajes que antes era inimaginable que pudieran tener trascendencia. La televisión ha sido la que ha democratizado a estos personajes del corazón. Antes gustaban más las princesas y las reinas y ahora son otros, que no sabes muy bien a qué se dedican aparte de salir en las revistas. Creo que es una forma de entretenimiento muy sana en este mundo con tantas preocupaciones, la primera de todas la brutal crisis económica. Que la gente se pueda divertir y entretener con esto que es ajeno me parece fenomenal, no lo critico en absoluto, tiene una función lúdica e incruenta, no como los toros. Soy antitaurina y prefiero que la gente lea la vida de los personajes de Gran Hermano a que vayan a una corrida.

-Esta democratización, ¿se debe a que se ha perdido el respeto por el famoso o simplemente a que se ha desmitificado?

-Creo que se han hecho más humanos, son personas como nosotros y nos gusta disfrutar con sus preocupaciones y sus desgracias. Yo he visto cosas increíbles, como cuando Belén Esteban mostró su nueva cara tras la operación. Estaba con ella en el plató y recuerdo que las señoras del público le cogían el borde de la falda, se la besaban y lloraban, de la misma manera que se hace con la Macarena en Andalucía. La gente necesita divertirse, creer en algo, tener ídolos. Esto ha pasado siempre, también en el siglo XIX con los folletines que se publicaban en los periódicos. No me parece algo tan extraño.

-¿Ese paso donde cualquier intimidad se convierte en noticia es ir demasiado lejos o simplemente hay que tomarlo como una diversión?

-Creo que no hay que tomarse en serio nada de esto, es una simple diversión y está muy bien que se enfaden, que lloren? es la vida cotidiana. Además, está la ley de la oferta y la demanda. Los que trabajamos en televisión decimos que hay un mando a distancia y se puede cambiar si no interesa, mientras que otros defienden que si no se ofreciera, la gente no lo demandaría. Solo sé que las televisiones en el fondo son empresas comerciales que quieren ganar dinero, no son ninguna ONG. Se pueden hacer discursos moralistas pero las cadenas tienen inversores que quieren unos rendimientos. Que las televisiones públicas tengan un código deontológico y que sean más éticas y un servicio público me parece bien, pero las privadas son diferentes.

-Echando la vista atrás y recordando a esa Isabel Pantoja que entrevistaba en sus inicios profesionales, ¿se la imaginaba entre rejas por temas de corrupción?

-Para nada, yo la conocí cuando ni siquiera estaba casada con Paquirri y era una chica de poco más de 25 años, guapa e inocente. Me acuerdo ahora de esa chica llena de ilusiones y me da mucha pena verla ahora. En ese sentido soy como la escritora Concepción Arenal, con aquello que decía de "odia el delito y compadece al delincuente".

-¿Qué puesto ocupa en la actualidad la monarquía en la prensa rosa?

-Creo que los reyes de ahora son aburridos y los digo como piropo. Las monarquías, como decía Churchill de la democracia, tienen que ser aburridas. Aunque para los periodistas y la gente morbosa estaban muy bien esos sobresaltos que nos daba, y sigue dando, don Juan Carlos, para la marcha del país creo que es mucho mejor que haya este perfil neutro bajo que están consiguiendo los actuales monarcas. Antes ocupaban portadas y eran noticia cada día y yo, como especialista en el tema de Casa Real, también lo noto. Años atrás me llamaban compañeros de distintos países para saber sobre determinados temas de la familia real muy a menudo y en el último año habré recibido apenas cuatro o cinco llamadas. Ha descendido muchísimo el interés, pero creo que es algo bueno, beneficioso para un país que tiene tantos sobresaltos.

-¿Felipe VI y doña Letizia están sabiendo lidiar bien todos los escándalos de la familia real?

-Precisamente se temía que Letizia fuera la revolución en la monarquía y al final lo ha sido la propia familia real, porque quien da más sobresaltos son la hermana y el padre. La pobre Letizia, de la que siempre se decía que podría ser la destrucción de la monarquía, y su familia se están comportando con mucha seriedad y dignidad. Quien está dando la nota son los que precisamente tendrían que dar ejemplo.

-¿Considera que Cristina debería renunciar a sus derechos sucesorios?

-Los expertos en protocolo dicen que no se puede renunciar a lo que no se tiene y ella al casarse con un plebeyo no tiene ningún derecho a heredar la corona. Pero sí hay cierta postura simbólica por la que creo que sería bueno que renunciara. De todas formas, al vivir en Barcelona conozco bien el ambiente de la infanta y puedo asegurar que ella está absolutamente convencida de que, junto a su marido, son inocentes, por lo que no tienen que renunciar a nada. Cree que no ha hecho nada malo, al igual que Iñaki, aunque este está dispuesto a cargar con las culpas. Renunciar a sus derechos para la infanta sería reconocer que ha hecho algo mal y eso es imposible.

-¿Le ha pillado de sorpresa la última demanda de paternidad interpuesta contra don Juan Carlos?

-Yo no pongo la mano en el fuego por don Juan Carlos porque todos sabemos que es un mujeriego impenitente, como expliqué en mi libro "La soledad de la reina". Era un donjuán tremendo. Por un lado, la demanda de Albert Solá es totalmente descabellada, conozco muy bien el caso y no tiene ni pies ni cabeza, su petición no se aguanta por ningún sitio. Y la de la mujer belga, que en principio me parecía que podía ser más seria y posible, ahora mismo ya no la veo tan verosímil. Se dice que durante 1965 estuvo tres días con él en Marbella. Era una época en la que, ya casado, tenía micros en Zarzuela y Franco lo espiaba día y noche; de hecho, el cuidador que tenía era un espía del Pardo directamente. Franco era un puritano que había redactado un código de honor para el matrimonio, del que no se podían apartar ni un ápice. El primer punto era que el príncipe no podía tener otras distracciones aparte de doña Sofía. Por eso me parece imposible que pudiera estar tres días en un hotel con una señorita belga sin que trascendiera.

-Otro tema que ha saltado a la actualidad esta semana es el adelanto de las elecciones en Cataluña, las terceras en cinco años. Como catalana, ¿cree que Mas sabe lo que hace o simplemente se trata de una huida hacia delante?

-(Silencio) Tal y como venían las cosas, no ha sido una sorpresa para nadie (más silencio).

-Meses después serán las comicios generales, ¿entiende el nerviosismo de los grupos políticos que conforman el bipartidismo?

-Por supuesto, lo de Podemos ha hecho tambalearse a todo el espectro político, ha sido como un revulsivo y ha hecho que partidos como el PSOE, que considerábamos de izquierdas, parezca de derechas. A mí con esto hasta un pacto entre ellos y el PP no me parecería extraño porque realmente Podemos ha cambiado todo el panorama político español.

-¿Cómo valora el fenómeno de Podemos?

-No me atrevería a juzgarlo porque no sé muy bien cuál es el programa político o económico, que es más importante, aunque creo que todavía no lo sabe nadie. Pero lo ha cambiado todo. Veremos en las próximas elecciones a ver qué pasa, estará muy interesante.

-¿Qué opina de ese temor que una parte de la población tiene hacia ese supuesto giro a la izquierda?

-Sé en Cataluña de gente que no era independentista y que considera que si la alternativa que tienen a nivel español es Podemos, prefiere ser independentista. Luego corren muchas historias como que se quitarán las herencias, los pisos de propiedad? hay mucha leyenda urbana y creo que cuando haya que presentar un programa político concreto se aclararán muchas cosas.

-Todos los extremismos son malos y un triste ejemplo se vio recientemente con el ataque a la redacción del semanario francés "Charlie Hebdo", ¿cómo recibió este ataque a la libertad de expresión?

-A mí hay cosas que me ponen enferma, como las decapitaciones en Siria, tras las que no podía dormir. En el caso del "Charlie Hebdo" yo que conozco muy bien París, que tengo muchas relaciones con Francia y que me siento medio francesa, porque de hecho la marsellesa es el único himno que me emociona, me acordé mucho de Bolinski. El había venido mucho a Barcelona y tenía mucha relación con Cataluña. Me impresionó mucho la noticia, lo hemos pasado muy mal todos, no solo como periodistas, sino como ciudadanos. Me da miedo que la Europa que conocemos ya no sea la misma, no sé que va a pasar.

-¿Teme que esto pueda suponer un recorte de otras libertades en defensa de la seguridad?

-En este sentido, me han sorprendido sobre todo las declaraciones realizadas por el papa Francisco. Yo soy católica y una gran admiradora suya, me gusta todo lo que dice, pero es que prácticamente ha declarado que los de "Charlie Hebdo" se habían buscado lo que les había pasado, que si cruzas el límite, fuerzas y te metes con una religión casi es lógica esta reacción. Y es que la voz del papa tiene mucha influencia y todo lo que él dice llega a muchísima gente. Este clima en el que se penaliza todo, hasta las muestras de humor, hace pensar que lo que hemos conseguido en Europa pudiera dar marcha atrás, aunque no lo desearía. Esta Europa democrática, solidaria y generosa, con tantos avances sociales que hemos tenido hasta ahora puede que se frene o desaparezca. Y eso da mucho miedo.