Los cluniacenses no fueron los artífices del arte románico ni de la instauración del Camino de Santiago. El falso tópico sobre la orden religiosa de Cluny es también la prueba del "desconocimiento" que existe en la actualidad acerca de los monjes negros. Restaurar su verdadera identidad y contribución histórica es uno de los principales objetivos del proyecto que el experto José Luis Senra, vinculado a Zamora por su familia materna, llevará a cabo los próximos años con apoyo del Ministerio de Educación. Un trabajo que profundizará en las "manifestaciones artísticas hoy olvidadas" y que supone "una puesta al día" y tiene "un sesgo clarísimo de divulgación científica sobre el fenómeno histórico-artístico" de los cluniacenses, afirma el profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid.

Varias novedades han puesto el foco sobre Cluny. Las casas de la orden religiosa podrían ser muy pronto declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco mientras en Castilla y León acaba de surgir una iniciativa con raíces en el monasterio de San Zoilo de Carrión para que la comunidad forme parte de la Federación Europea de Sitios Cluniacenses. Pero, ¿quiénes eran los monjes de Cluny y cuál es la clave de la ignorancia sobre la orden?

"Es una pregunta complicada", admite José Luis Senra, quien sostiene que, en la actualidad, "se promociona más el arte urbano" mientras que esta comunidad "tiene mucho de rural". Frente a la popularidad del Cister, todavía hoy activa, hay un hecho histórico clave. "Lo cluniacense desaparece en la península entre los siglos XIV y XV" mientras que en Francia, donde nace en el año 910, la comunidad caerá ante el muro de la Revolución Francesa. "Los monasterios cluniacenses dejan de serlo y no habrá ya interés por mantener su memoria", asevera el profesor de la Complutense.

¿Cómo llega la orden a nuestro país? "Existe un interés político-religioso" para atraer la orden francesa, que encontró acomodo en el noroeste del país y, en particular, en Castilla y León, que, gracias a la contribución de los monjes negros, superó el aislamiento de Europa que padecía. No en vano, la región se convirtió en el "territorio matriz" de la orden en España.

"Ante las presiones del papa sobre el rey de Castilla y León para cambiar el rito religioso, Alfonso VI utiliza a los cluniacenses como muro de contención", explica Senra Gabriel y Galán. Es entonces cuando se impulsan las donaciones de monasterios independientes a la orden, "muchos de ellos situados en el Camino de Santiago", añade. Los dos más importantes, San Zoilo de Carrión (Palencia) y Santa María de Nájera (La Rioja).

Deudores de la regla de san Benito, para los monjes era más importante la liturgia que el trabajo dentro del popular binomio "ora et labora". "Esa fue una de las razones de su decadencia", señala el profesor de la Universidad Complutense, quien destaca el "especial celo" de la orden por "mantener la memoria de los muertos".

¿Tuvieron presencia en Zamora? En efecto, el profesor de Historia del Arte rescata del olvido el priorato de San Miguel del Burgo, un establecimiento monástico que se dona a Cluny en el año 1131. "Aunque estaba situado en el arrabal, fuera de la ciudad, acabó siendo incluido por la muralla", precisa. De hecho, continúa, "aunque fue un priorato menor porque los grandes estaban en el ámbito rural, existen referencias del siglo XIV sobre juramentos públicos en el altar de la iglesia". También de relevancia menor fue el priorato toresano de San Pelayo, sobre cuya iglesia se edificó el actual templo de San Agustín. Ambos, afirma el experto, debieron de depender directamente del monasterio de San Zoilo.

¿Cómo fue la contribución de los cluniacenses con el románico? Para el profesor de raíces zamoranas, "claro que contribuyeron a la expansión del románico, pero decir que Cluny fue artífice de este arte es una barbaridad que se repite". En todo caso, y como reflexión final, José Luis Senra sostiene que "hemos perdido la mayor parte de su legado arquitectónico y no hay mucha voluntad de las autoridades por financiar campañas arqueológicas", uno de los métodos clave para conocer "la memoria histórica de un país".