Santiago Trancón ha consagrado su vida a la escritura en diferentes géneros como la novela, la poesía o el ensayo. En cambio, lo que más une al autor leonés con Zamora es su reflexión sobre Miguel de Cervantes y la obra maestra de la literatura universal, El Quijote. En 2013, su relato sobre los paralelismos entre esta novela y Zamora impresionó en el primer congreso sobre el pasado judío de la ciudad. Trancón acaba de reunir estas y otras reflexiones en "Huellas judías y leonesas del Quijote", un trabajo que ha editado personalmente gracias a las aportaciones de amigos y lectores a través del llamado micromecenazgo. A continuación, Trancón habla del Quijote "más zamorano".

-¿Por qué decidió editar usted mismo este trabajo "Huellas judías y leonesas en el Quijote"?

-Este libro, por las tesis que defiende, no iba a encontrar ningún editor interesado. En segundo lugar, mi experiencia con los editores ha sido muy negativa: abusan de ti y te consideran un esclavo de sus intereses. Siendo realistas, los autores debemos bajarnos de cualquier pedestal para convertirnos en editores, difusores y promotores de nuestra propia obra en la medida que creemos en ella para llegar a los núcleos que nos permite Internet. Esto es suficiente para satisfacer un mínimo de honestidad intelectual y no someterse a fantasías del mercado.

-¿Por qué las líneas de su libro pueden contradecir los intereses de las editoriales?

-Porque las tesis que se manejan en torno a Miguel de Cervantes están en manos de académicos que actúan como una iglesia defensora de sus principios y dogmas. Todo lo que contradiga ese dogma pone en juego su poder y, por eso, ignoran cualquier otro posible análisis como el mío, aportaciones que no se deben tocar. Pueden empezar por mostrar el acta de bautismo de Cervantes, explicarla y autentificarla. Todas las circunstancias son anómalas y hacen dudar de la autenticidad de ese documento, que está envuelto en una duda muy razonable. Mis análisis están basados en la lectura rigurosa del Quijote para hacer una afirmación inicial fundamental: Cervantes era de origen judío y zamorano-leonés, su familia procedía de las montañas de León y ahí tuvo que vivir de niño porque la cantidad de datos que exhibe prueban su conocimiento de esta zona y no nos llevan a La Mancha.

-Lo que más le interesa a los zamoranos es conocer qué paralelismos observa entre la lectura de Don Quijote de la Mancha y esta tierra, ¿cuáles son los más importantes?

-Los datos aislados carecen de sentido, pero, en su conjunto, tienen una explicación. Podemos empezar por la referencia a las Lagunas de Ruidera, donde Cervantes introduce una frase que descoloca a cualquiera que estudie el Quijote. Las aguas "solo crían unos peces burdos y desabridos, no como los sabrosos del dorado Tajo". ¿A qué especie se puede referir el autor? Las Lagunas de Ruidera tienen abundancia de pesca de todo tipo: truchas, lucios, barbos, tencas? ¿Se equivocó el escritor? ¿Lo dijo para hacer una gracia sin sentido? No. Cervantes era muy riguroso en el lenguaje, lo afirmó con intención y los únicos peces que encajan con esta descripción son las lampreas: peces extraños, como anguilas y sin escamas y, por lo tanto, prohibidos en la comida judía. ¿Dónde se crían lampreas? Todos conocemos una zona, La Lampreana, situada en Tierra de Campos. Allí se cultivaron lampreas desde tiempos de los romanos y los monjes de Sahagún las comían en Cuaresma. Es decir, que hasta el siglo XVIII existían. El autor conocía estos peces que utiliza en la obra Viaje del Parnaso.

-¿Cuál sería el siguiente episodio paralelo con esta tierra?

-Cervantes habla de las aceñas del Ebro, donde no existen. La descripción coincide con las que aparecen en el Duero, similares a "almenas y castillos".

-El Duero estaba plagado de estas construcciones?

-Todavía hoy, el tramo del río entre Valladolid y Zamora es el lugar donde más aceñas hay, con más de una decena. También estaban situadas en las orillas del Tormes o del Pisuerga.

-En sus intervenciones, también ha hablado del lino, ¿por qué?

-Tanto Teresa Panza como Dulcinea aparecen con la rueca haciendo lino y fabricándolo. Este cultivo no existe en La Mancha porque exige agua y hay que secarlo al sol. La nuestra es la región de España donde más lino se ha cultivado hasta el siglo XIX.

-Los paisajes del Quijote, ¿se pueden ver reflejados en las provincias de Zamora o de León?

-En la descripción de los paisajes aparecen constantemente peñas, rocas, montañas, arroyos, fuentes, bosques espesos, prados de abundante hierba donde pastan las bestias? ¿Dónde se puede encontrar esto en La Mancha? El paisaje es simbólico, significa perderse por el mundo y experimentar la libertad de los campos. No pretende ser una referencia realista, sino algo simbólico sobre una experiencia muy directa que tuvo que vivir el autor.

-Según su teoría, el conocimiento profundo de Zamora y de León, ¿implica una ignorancia expresa de La Mancha?

-La Mancha, como ya han dicho muchos académicos, la conocía de oídas. En la época de Cervantes, era una pequeñísima zona de pocos pueblos y escasa importancia. Se refiere a ella para hacer realista el relato fantasioso de Don Quijote. No precisó conocer en absoluto La Mancha, un lugar sin interés, poco habitado y de pequeño valor. Cuando inicia el libro con la célebre fase "En un lugar de La Mancha?", el autor mantiene las referencias a esta tierra, pero también se refiere a "la mancha judía" que menciona en otras obras como La pícara Justina, donde "manchego" es sinónimo de "manchado".

-¿Existen referencias en la obra maestra de Cervantes a tradiciones de esta comunidad?

-Hay una referencia a una lucha de mozos que es de León, la calderada de los pastores, lo mastines, los carros chillones que en La Mancha no existían, a lobos, a osos, hay una montería del jabalí? También hay una mención de unos duques sin nombre que encajan con los Condes de Benavente.

-Bajo su punto de vista, cuando lee El Quijote y piensa en esta tierra, todo encaja, ¿verdad?

-Es mucho más verosímil leer la obra pensando en esta tierra, pero basta con hacerlo sin prejuicios prescindiendo de la iconografía manchega. Lo que lees en estas páginas te remite a un mundo que nada tiene que ver con La Mancha. Se habla de aldeas cuando allí solo había pueblos; nos hablan de iglesias rodeadas de tumbas cuando en El Toboso no la encontramos. Son datos que no podemos dejar de lado. Cervantes distingue entre corral y patio, una precisión que está muy clara en Zamora y en León. También, por ejemplo, llama panes a los trigales en una clara alusión a la Tierra del Pan.

-¿Existe algún tipo de influencia del habla de esta zona en la novela?

-Cervantes introduce muchos leonesismos en sentido amplio. Como llamar "peladilla" a una piedra del río o el uso de la doble determinación como "la mía abuela" o "el su compratrioto".

-Hay quien le puede acusar de llevar el ascua a su sardina, ¿usted gana algo con que Cervantes sea de esta tierra y no de La Mancha?

-No. Detrás de esto no hay ningún tipo de reivindicación localista o leonesista. Es algo mucho más serio y tiene su fundamento. Incluso, yo me alejo de las tesis que afirman que Cervantes nació en un pueblo de Sanabria, está tan poco fundamentado como el acta de bautismo de Alcalá de Henares, no podemos sustituir una invención por otra.

-¿Cuál es su teoría sobre el nacimiento de Miguel de Cervantes?

-No lo sabemos y no lo conoceremos nunca. El se empeñó en ocultarlo y borrarlo, como hacía la mayoría de los conversos para sobrevivir en la sociedad en la que estaban.

-En sus intervenciones en Zamora ha hablado de una vida muy compleja para el escritor?

-Sin su condición de converso, no podemos entender a Cervantes. No logró borrar su origen judío, se le cerraron las puertas del ejército, no le sirvió de nada estar preso en Argel, fue excomulgado, tuvo que ser recaudador de impuestos y trabajó en lo que puedo. Vivió una vida difícil, luchó contra la marginación y la exclusión social y eso es coherente con la España de la época. Entonces, el origen judío era el peor lastre.

-¿Hubo casos paralelos de personas conocidas?

-En León está fray Bernardino de Sahagún, del que se desconoce la historia de su familia. Otro personaje es Antonio de Torquemada, un personaje extraordinario del que poco se sabe. De Juan del Enzina o de Jorge de Montemayor tampoco conocemos su origen y sus padres. Cuando se produce esta laguna, existe una enorme probabilidad de que estemos ante conversos.

-¿Con qué le gustaría que se quedaran los lectores de su nuevo trabajo?

-Me gustaría que acudieran de nuevo al Quijote para leerlo sin prejuicios, incluso de cualquiera de las cosas que yo digo, que simplemente traten de acercarse a lo que dice Cervantes y que no pasen por alto los detalles. Le pediría al lector que elabore su propia imagen de la obra maestra. Por otro lado, me gustaría que los lectores traten de entender el libro desde la condición de un judeo-converso que vivió totalmente marginado y con enormes dificultades para desarrollar su talento. Por último, confío en que el público disfrute de esta maravilla de lectura, un libro con una riqueza de imágenes, sugerencias y pensamientos con los que se puede vibrar al máximo.

-El origen de Cervantes, sea cual sea, no cambia la categoría de la obra, ¿verdad?

-Es el libro más importante de la historia universal de la literatura, pero cuando uno lo lee sin prejuicios entiende por qué Cervantes es el símbolo de la defensa de la libertad interior y del pensamiento crítico. Es un modelo de resistencia a la imposición y un hombre que ama la tolerancia, la justicia y la libertad. Frente a la adversidad, Cervantes no pierde el optimismo, la ironía o la burla. Al contrario, reacciona desde la elegancia y el sentido del humor. Es lo que sigue quedando para que el libro siga teniendo una vigencia que nunca perderá. Creo que mi libro les ayudará a este ejercicio de libertad.