"Resido en Cataluña desde el año 1962, mi mujer y mis hijos son catalanes, pero la realidad de la consulta es un verdadero engaño, es una gran farsa". Así de taxativo se muestra Fulgencio Higueras Bragado, de 71 años, ante el proceso soberanista en Cataluña convocado para la jornada de hoy. Este hombre, natural de San Miguel de la Ribera y empadronado en la comunidad catalana, cree que "los independentistas han jugado una partida respaldada desde muchos medios de comunicación y los más jóvenes les siguen". Tiene muy claro que "no voy a ir a votar, pues solo lo hago cuando realmente hay elecciones. Para mí el 9-N es un capítulo que han montado los nacionalistas y creo que van a hacer el ridículo". Además reflexiona: "Colectivos que nunca han concurrido a comicios van a controlar todo y va a salir un "sí" mayoritario".

Este jubilado, que pasa varios meses del año en su pueblo, tilda de "barbaridad" el proceso porque "no puedes hacer lo que quieras dentro de una nación. Tienes que consultar a todos". Higueras Bragado, que vive en un barrio de clase media, ejemplifica que los días pasados ha habido caceroladas y "en mi bloque solo había una persona, en concreto una joven de padre de León y de madre murciana". Desde su punto de vista "cuando en el extranjero sepan que no hay ni censo ni un control serio no le darán credibilidad". Esta misma opinión la expresa Pedro Martínez Marino que reside en una localidad situada al norte de la provincia de Barcelona desde hace 15 años. "Quieren agrandar el tema para lograr ejercer una presión internacional y que otras naciones llamen la atención al gobierno de España". "Quieren hacer ruido y que Cataluña salga en las noticias otros países" agrega al tiempo que alude a los viajes del presidente de la Generalitat, Artur Mas para conseguir adhesiones a la consulta.

A su parecer el proceso participativo es "papel mojado" y "la sensación que tengo es que es una mandanga más de unos cuantos, los nacionalistas". "Los que no somos de aquí no lo tomamos a risa. Ojalá tuviera lugar de una forma seria para que se dieran con un canto en los dientes porque mucha gente está en desacuerdo. Además quienes apoyan la consulta no saben dar argumentos", dice el natural de Granja de Moreruela. Pese a que puede dar su opinión en las urnas Martínez declina participar. "¡Ni loco!", exclama al otro lado del teléfono y argumenta: "Todo lo que rodea a la consulta está mal hecho. No tiene ni pies ni cabeza. Permiten votar a partir de los 16 años o a los extranjeros y a los catalanes que viven fuera de Cataluña no".

El sistema elegido para la consulta no es del agrado del joven zamorano Manuel Garrote que amplía su formación en cine en Barcelona desde hace tres años. "No me parece muy serio porque no tiene ni un censo y ni un control. Lo están llevando muy mal" a la par que aprecia que "hay mucha información sobre cómo se va votar, pero no sobre las repercusiones reales que tendría la independencia". Él se reconoce partidario de "realizar una consulta, que se opine, pero de manera seria porque son muchas las personas las que quieren la independencia". En el círculo en el que se mueve "van a ir a votar tanto los que sí como los que no", comenta.

Para Leila Gejo Palacios, de 30 años que vive en Barcelona desde hace tres años, "la población tiene que decidir qué quiere hacer, aunque la forma en que lo va a hacer no la veo muy rigurosa". Esta mujer percibe que "la gente está muy tranquila, lo viven con normalidad. No sabrías nada salvo porque te topas con puntos de información instalados en algunas calles que te informan sobre la propuesta".