Josefa Rodríguez Calvo es una zamorana natural de Losacino de Alba que dejó su casa cuando solo tenía once años para emigrar a Buenos Aires con sus padres y su hermano. Transcurridas seis décadas de aquello, Josefa regresó a Zamora dentro de la operación Añoranza de la Diputación, un punto de partida para recuperar el contacto con la familia, que ya no ha vuelto a perder.

-¿Cuál es su historia zamorana?

-Mi historia es cortita: me llevaron a Argentina cuando tenía once años. Después he venido en una de las primeras reuniones que se hicieron en la operación Añoranza, en 1999, y regresé hace dos años, cuando cumplí las bodas de oro.

-¿Emigró junto a toda su familia?

-Salimos toda la familia: mi padre, mi madre, mi hermano y yo. Teníamos ya familia en Argentina, eran los tiempos que siguieron a la Guerra Civil, allá por los años cincuenta. En Zamora no había casi nada.

-¿Qué recuerda de aquella Zamora?

-De Zamora recuerdo muy poquito, si acaso del pueblo. Tenía memoria de la casa, a la que pude regresar, dado que ahora está en manos de un primo. Había un vecino al que le cuidaba las vacas y al que pude saludar tantos años más tarde. Justamente, con una vecina de ese hombre vamos a encontrarnos también.

-¿A qué parte viajaron?

-Viajamos a la provincia de Buenos Aires. El cambio costó mucho, pero nos fuimos adaptando. Mi padre consiguió trabajo y la situación cambió. Lo más duro fue pasar de un ámbito rural a otro completamente urbano.

-Aunque, finalmente han hecho toda su vida allí...

-Así es. Allí me casé y tuve dos hijas, Adriana y Verónica. Nos sentimos mitad españoles, mitad argentinos. Nacimos en Zamora, pero no podemos olvidar nuestro arraigo en Argentina, los familiares, las amistades.

-Cuando piensa en España, ¿cuál es el primer sentimiento que se le viene a la cabeza?

-Muchos, todos buenos. Cuando hemos regresado aquí, la gente nos ha tratado fenomenal. Imaginábamos una recepción más hostil por el sitio del que venimos.

-¿Cómo llegan las noticias de la crisis española al otro lado del Atlántico?

-Tenemos perfecto conocimiento de la crisis de España y compartimos esta sensación, porque nosotros estamos peor. Ahora mismo están pensando en cambiar de Gabinete, existe una enorme incertidumbre y, en el día a día, estamos comprobando como aumentan los impuestos y los precios.

-Es decir, que hablamos un lenguaje parecido...

-Así es, aunque nosotros estamos más acostumbrados porque cada diez años tenemos una nueva crisis.

-¿Qué han supuesto para usted estos viajes a Zamora?

-Me han servido para recuperar a la familia. Es algo que estaba pendiente. Al irme chica, tenía que saber de la gente que quedó detrás. Desde que vine la primera vez, comenzó al contacto con toda la familia. No importa que uno esté en otro país, es hermoso.