Mar Rominguera Salazar tomará posesión el próximo día 9 en el Congreso de su acta de diputada por Zamora, en sustitución del dimitido Antonio Camacho, que dejó el puesto para reincorporarse a la actividad privada. En la pasada legislatura Rominguera ya estuvo en el Senado, también en su condición de segunda más votada de una lista que encabezaba Ana Sánchez, aunque la mayor parte de su carrera política ha transcurrido en el Ayuntamiento de Zamora, donde es concejala desde 2003. "Mujer de partido", como no le importa autodefinirse, su mayor cargo orgánico es el que ocupa en la actualidad como secretaria local del PSOE. Es de las que creen que con diálogo se pueden solventar muchas de las dificultades por las que atraviesa el partido, incluidas lo que denomina "distintas sensibilidades", sobre todo en Castilla y León y la provincia. Rominguera remata estos días los últimos detalles de la documentación, como la declaración de bienes y rentas, con el fin de poder prometer su cargo en el primer pleno del curso político, a primeros de septiembre.

-¿Cómo recibió la noticia de que entraba en el parlamento nacional?

-De vacaciones y de un modo sorpresivo. Me llamaron por teléfono para decirme que Antonio Camacho iba a presentar la dimisión y a partir de ahí empezaron las llamadas y el contacto con los compañeros. La verdad es que no me lo esperaba.

-¿Cómo afronta la nueva responsabilidad de representante de Zamora en el Congreso?

-Con mucha ilusión, porque es otro tipo de política que también me atrae. Bien es cierto que la municipal es bonita, cercana y en una ciudad como Zamora más todavía. Pero la política nacional también te da la posibilidad de luchar por Zamora desde otro sitio. Sobre todo me parece muy interesante y en una ciudad pequeña más. De todas formas voy a seguir viviendo aquí y seguiré estando cercana a los problemas de la gente.

-¿Despedirse por carta fue poco elegante por parte de su antecesor?¿No debía haberlo hecho personalmente?

-Hay que tener en cuenta el periodo veraniego, vacacional, en que ha ocurrido la dimisión, con el partido incluso funcionando a medio gas, con mucha gente de vacaciones. Y considero un acierto hacerlo así, para comenzar en septiembre, con el nuevo curso parlamentario. Yo hable con él, con Antonio Camacho, y yo creo que ha sido una cuestión de la fecha, nada más.

-También se han criticado mucho las "puertas giratorias" en política y Camacho en vez de reincorporarse a su puesto de fiscal se va a la empresa privada. ¿Qué le parece?

-Son decisiones de cada uno que no entro a valorar. Posiblemente tenga ganas de desarrollar otro tipo de trabajo. Pero no me corresponde a mi pronunciarme sobre eso.

-Lo de los "cuneros" (políticos de fuera que ocupan un puesto en el Congreso por su inclusión en listas de otras provincias) era más habitual en el PP de Zamora que en el PSOE, hasta que llegó su antecesor. ¿Tendrá ventajas para su labor ser una política de aquí?

-No tiene por qué. Camacho ha desarrollado su trabajo en contacto permanente con nosotros y yo como secretaria general de la Agrupación Local lo puedo certificar. La colaboración ha sido muy fluida y le hemos trasladado todos los problemas, como también él nos tenía al día de las iniciativas y el trabajo que lleva a cabo en el parlamento. Ahora yo voy a estar aquí, claro, y seguramente sea más fácil para mi.

-Hablemos de su partido. ¿La elección de Pedro Sánchez ha calmado las aguas del partido a nivel nacional?

-Estoy totalmente de acuerdo, ha dado estabilidad. Además teniendo en cuenta que su elección fue, como reclamábamos la mayoría, por el método de un militante, un voto. Da la sensación, desde fuera y desde dentro del partido que las aguas bajan no diría yo más calmadas, sino más fluidas, más como deseaban los militantes y los ciudadanos. Ha sido positivo.

-Sin embargo a nivel regional hay una ruptura evidente que habrá que ver si se supera con el nuevo proceso electoral. ¿Ha sido culpa de Oscar López, como dicen muchos dentro de su propia formación?

-Yo entiendo que no. Los problemas pueden haber sido causados por la bicefalia, o un momento en que los militantes estábamos deseando saber qué iba a pasar porque iba a haber un cambio importante a nivel federal. Pero no veo que se pueda poner la palabra culpa en ningún compañero, y por supuesto en Oscar López.

-¿Qué reclamaría ahora al partido en Castilla y León?

-Unidad. Es lo mismo que reclamé cuando fui elegida secretaria de la Agrupación Local de Zamora. Espero que lo mismo que se ha hecho a nivel federal se consiga también a nivel regional.

-En Zamora, reconózcamelo, el partido da una imagen de una profunda división que, además, es real.

-Distintas sensibilidades puede y debe haber en cualquier organización, sin que eso suponga una falla o una ruptura entre los compañeros. Además nuestro partido se caracteriza por la posibilidad de que cada uno pueda opinar libremente y entre todos busquemos una solución. Ahora estamos en ella. Hay una corriente crítica, como Izquierda Socialista, pero ahí está y se le escucha. De hecho en las últimas elecciones de mi partido incluso en la mesa había un representante de Izquierda Socialista. No veo tanta ruptura, sino discrepancias que se irán solucionando con el diálogo, y en los comités y las asambleas.

-¿La marcha del actual secretario general provincial, Antonio Plaza, es imprescindible para que haya más unidad en el partido, como reclamaba la carta de los alcaldes?

-No lo veo así. La Ejecutiva Provincial sigue trabajando y atendiendo tanto a los alcaldes como a los concejales de nuestro partido que están en la oposición en sus respectivos municipios. Yo misma he atendido en el partido a compañeros a los que también ayudé cuando estaba en el grupo de diputados, en las cuestiones de asesoría jurídica que trasladan al partido, porque como militante colaboro en lo que puedo. No entiendo que la marcha del actual secretario provincial, Antonio Plaza sea imprescindible para solucionar las cosas.

-¿Se ha encontrado a gusto trabajando con el líder y portavoz del grupo municipal, Manuel Fuentes?

-Sí he estado a gusto, porque es una persona con la que se puede hablar y en estos tres años el trabajo desarrollado por el grupo ha sido intenso.

-¿Le va a costar al PSOE recuperar el crédito ciudadano y el voto de aquellos antiguos votantes que en las últimas citas electorales se han quedado en casa?

-La cercanía es fundamental. Y vamos a intentar demostrar a los ciudadanos que deben seguir confiando en el Partido Socialista o volver a hacerlo porque desde nuestra política hemos gobernado y la situación para los ciudadanos ha sido menos complicada. Lo que más nos avala es la cercanía con el ciudadano: la casa del pueblo está ahí siempre. La unidad interna es fundamental, pero como estamos en ella, es posible y necesario buscar el apoyo ciudadano.

-El fenómeno Podemos arrasó, pero ahora son unas elecciones municipales. ¿Qué va a pasar?

-En principio su finalidad parece ser la de desestructurar a la izquierda en general, una actitud, una forma de hacer política que no es positiva. Si llegan a los ciudadanos con propuestas concretas que puedan cumplir me parecería bien; pero si las propuestas no sabemos cuales son o parece complicado que las puedan cumplir, me parece que lo que deben hacer es trabajar con las fuerzas de izquierda.

-¿A qué se refiere con propuestas difíciles de cumplir?

-Por ejemplo, dejar de pagar la deuda pública. No lleva a ninguna parte. Los ciudadanos pueden decir que la propuesta está bien. Pero ¿cómo se hace eso?

-¿Qué opina de la propuesta popular para que salga como alcalde el candidato más votado?

-Nosotros en su día es verdad que incluso habíamos planteado esa posibilidad. Pero no es el momento. Cuando queda poco tiempo para que se convoquen las elecciones pretender que la nueva ley o la modificación de la actual se apruebe si o si me parece un intento de un pucherazo de estos típicos, como el de Castilla La Mancha cuando reformaron el estatuto. Ven que igual no llegan a gobernar en muchos ayuntamientos, porque la gente sí ha perdido la confianza en el Partido Popular, y lo quieren solucionar así. Sería un acto de prepotencia y otro ataque a la autonomía local.

-¿Qué balance hace de estos tres primeros años de mandato municipal?

-La mayoría absoluta del PP ha perjudicado a los ciudadanos. Las propuestas que el PSOE ha llevado al Ayuntamiento, las peticiones de los ciudadanos, el PP con su prepotencia y mayoría absoluta las ha ido tumbando todas. Desde la privatización de la ciudad deportiva a las deficiencias que hay con los autobuses son problemas que se pueden solucionar y que el PP no ha querido, basándose en esa mayoría absoluta. Y ahora dicen que están superando la mala situación económica, pero claro, a costa de los ciudadanos con la subida de impuestos. Y tampoco vemos que se note en la ciudad. El PP ha hecho una política típica de la derecha: subir los impuestos y no aceptar ninguna propuesta de la oposición.

-Está ahora formalizando su declaración de bienes y rentas, una de las medidas de transparencia de los políticos. ¿Cómo estamos en lucha contra la corrupción?

- Sobre todo hace falta, para empezar, la voluntad de las personas para ser transparente. Nosotros pedimos que cada concejal hiciera pública la declaración de bienes y el PP se opuso a eso, dijo que se metían en la página del partido. Nosotros la hemos hecho pública, yo cuando estuve en el Senado también. La lucha contra la corrupción debe hacerse aplicando la legislación. Pero claro, ¿si vemos que te dicen que seas lo más específica posible y en lugar de poner la marca, modelo y año de tu automóvil otros parlamentarios dicen que tienen un coche, sin más explicación?. Más que la ley falla la voluntad de las personas, y a la hora de aplicarla, el rasero: si vamos a ser rigurosos, seámoslo con todo y si hay diputados poco rigurosos con sus declaraciones habría que exigírselo con contundencia.

-¿Hay desafección ciudadana hacia los políticos?

-La situación de crisis económica, gente perdiendo el empleo, ha hecho que los ciudadanos estén enfadados y de ahí viene la desafección, pero hay que hablar con ellos para hacerles ver que hay una nueva forma de hacer política. Y esa desafección se ha agravado con el Gobierno del PP porque lejos de ver una recuperación concreta en la economía doméstica vemos que la situación va a peor. Rajoy y Cañete se preguntaban por qué no se ríen los ciudadanos si la situación va a mejor; los ciudadanos sienten una cierta burla y se enfadan con el Partido Popular y con los políticos. Pero hay que decirles que no somos todos iguales, y lo podemos demostrar.