El edificio principal puede datar del siglo XVI, aunque de su factura original solo conserva la fachada, indica el arquitecto Francisco Somoza, debido que ha sufrido numerosas modificaciones. El inmueble consta de dos alturas, más la baja y la entreplanta y enlaza hasta el fondo de la manzana con otras edificaciones. Su último uso fue el de tienda de antigüedades y sede de la empresa Rearasa, cuyos propietarios lo vendieron hace casi una década a un grupo de inversores que incluso contaban con un anteproyecto para convertir en viviendas el inmueble de tan original fachada, con nivel de protección II. La última gran restauración de los elementos más deteriorados del inmueble se produjo en los años 80, aunque mientras estuvo Rearasa se llevaron a cabo tareas de mantenimiento. La década en que ha permanecido desocupado han podido degradar el inmueble. Los vecinos, por ejemplo, aprecian una "panza" en la fachada cada vez más abultada a la altura de la ventaja superior de la parte izquierda de la fachada, y la caída de cascotes podría ser indicativa de problemas más serios en el interior. Somoza explica que el tipo de construcción es bastante antiguo, aunque aboga por intentar conservar la fachada, ya que es uno de los pocos ejemplos que quedan de esta tipología en la ciudad. El concejal indica que en un primer vistazo la cubierta parece que está bien, aunque habrá que ver como se encuentra el interior. En parecidas circunstancias está el edificio anejo, que ocupa una pequeña parte de la llamativa fachada de madera y ladrillo, casi sin solución de continuidad.