Una de las visitas que el futuro monarca de España realizó a la provincia de Zamora le llevó hasta la fábrica de Cobadu, en el término municipal de Moraleja del Vino. Fue en mayo del 97, cuando el Príncipe de Asturias decidió interesarse por el mundo cooperativista. En aquellas instalaciones, Felipe de Borbón se reunió con el presidente de la entidad, Florentino Mangas, y con el gerente y por aquel entonces presidente de la Unión Regional de Cooperativas Agrarias de Castilla y León (Uracyl), Rafael Sánchez Olea. Durante aquella reunión, dicen quienes estuvieron presentes, el hijo del Rey dio muestras de poseer gran conocimiento de la realidad agrícola y ganadera del momento. Sánchez Olea recordaba a este periódico en aquel momento que don Felipe quiso conocer de primera mano el funcionamiento y organización de las cooperativas, a lo que se le respondió recordándole la importancia del asociacionismo en el campo de Castilla y León.

Por aquel entonces, quienes tomaron parte en la reunión ya expresaron al Príncipe de Asturias los problemas que afectaban al campo. Algo que, desgraciadamente, poco ha cambiado. Así, detallan los presentes que aprovecharon la presencia del futuro monarca para destacar la importancia del cooperativismo como forma de mantener fuertes núcleos de población en el mundo rural y luchar contra el empobrecimiento de los pueblos, aparte de servir como instrumento regulador tanto de los precios como de los mercados.

La llegada de Felipe de Borbón a Cobadu sirvió, como habitualmente ocurre con cada visita real, para mantener un breve contacto con el pueblo. Las crónicas de aquel 23 de mayo de 1997 cuentan que cerca de un centenar de escolares de Villaralbo acudieron hasta las instalaciones de la cooperativa para saludar al futuro Rey de España. Igualmente, mujeres de los trabajadores y personas llegadas de pueblos cercanos como Morales del Vino o Arcenillas no quisieron perderse la oportunidad de ver de cerca al heredero. Fue entonces cuando el Príncipe, saltándose el protocolo, se acercó a la gente que le recibió con gritos en los que «guapo» era el menor de los piropos.