Muy querida por sus amigos y compañeros, y respetada y valorada a nivel profesional. Así describen, los que la conocieron, a Violeta Guarido Rivera.

La joven, que cumplía 30 años el próximo día 28 de mayo, pasó sus primeros años de formación en el colegio Arias Gonzalo (Los Bolos), pasó después al instituto Claudio Moyano, donde trabajaba su padre, y estudió, «por vocación», la carrera de Psicología en la Universidad de Salamanca, donde la recuerdan como una «excelente» alumna.

Como una persona «extraordinaria» hablan de la joven desde el Colegio Oficial de Psicólogos de Zamora. «Fue una estudiante muy brillante, y profesionalmente muy formada y con mucha motivación por todo lo que hacía. Tenía por delante un futuro brillantísimo porque le gustaba mucho su trabajo, lo había elegido por pura vocación y lo desempeñaba con gran profesionalidad», se pronuncia el presidente del Colegio, Félix Rodríguez Lozano.

Desde el Colegio zamorano no pueden ocultar su consternación por el suceso, así como desde la agrupación a nivel regional, donde la joven era conocida desde sus primeros pasos en la psicología. «Estamos totalmente destrozados por la trágica noticia, es una auténtica desgracia», expresa Rodríguez Lozano en representación de los psicólogos de la capital y del resto de Castilla y León. De hecho la joven ejercía ahora su labor profesional en un centro psiquiátrico de Palencia.

La zamorana fallecida había sido autora o coautora de numerosos trabajos de investigación clínica, como el estudio de los casos de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), en relación a la concordancia entre padres y profesores, así como en programas de prevención de recaídas en pacientes con trastorno mental grave.

«Muy sonriente, agradable, siempre dispuesta a ayudar, una chica encantadora». Las personas próximas a la joven psicóloga destacan por encima de todo su calidad humana y su simpatía, algo que es un sentimiento común en todos los que han compartido su vida personal o profesional con la joven fallecida.