El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, presidió ayer en la Catedral la Misa Crismal, concelebrada por la mayor parte del clero diocesano, en la que bendijeron los óleos que se usarán en los sacramentos durante el año y en la que los sacerdotes renovaron sus promesas.

El prelado les llamó a a acoger a todos, siendo misericordiosos y servidores en una sociedad pobre y despoblada. En su homilía, el obispo indicó que se trata de «la celebración que mejor expresa, de todas las del año litúrgico, nuestra condición de pueblo de Dios, pueblo santo y amado». Recordó una expresión de San León Magno, que decía que «los misterios de la vida del Señor, que ya han desaparecido, están ahora en los sacramentos».