Los numerosos reconocimientos en el Festival de Málaga y recientemente en los premios Feroz han otorgado a Rodrigo Sorogoyen la posibilidad de estrenar su última película, «Stockholm», en nuevas salas. Zamora es una de las ciudades elegidas y los espectadores de la capital podrán ver su trabajo dos días antes de saber si da la sorpresa en la gala de los Goya. El director ha contestado a las preguntas de los lectores. Consulta la charla.

-«Stockholm» llega este viernes a las salas de cine zamoranas, ¿qué supone poder ampliar el número de espectadores meses después de su estreno?

-Después de su estreno en noviembre supone en primer lugar un orgullo ser una de las películas elegidas para volver a estrenarse, así se mantiene más tiempo en boca de la gente. Algunos programadores han querido darle una nueva oportunidad y eso es una suerte. Por otro lado, y lo más importante para mí, es que la gente la vea. El factor económico no lo contemplo, porque es muy difícil recuperar dinero en las salas de cine. Zamora ha sido una de las pocas ciudades elegidas para este reestreno y lo importante es que pueda llegar a muchos esta película que hemos hecho con amor y cariño. Al fin y al cabo eso es lo que busca cualquier cineasta.

-Con amor y cariño, pero también con un bajo presupuesto. ¿Está amortizada esta producción con todos los reconocimientos que ha recibido?

-Totalmente, lo hemos superado con creces. Quizá económicamente la película no haya sido muy rentable, pero sí por todo lo demás. Y nos ha venido muy bien a todos, porque, por ejemplo, nuestro director de fotografía ha comenzado a trabajar en publicidad, se está comenzado a conocer nuestra productora, Caballo Films, y los actores están más cotizados. En definitiva, ha sido rentable para todos.

-La historia es bastante sencilla, pero esconde algo más que un fugaz encuentro amoroso.

-Se trata de una noche cualquiera para él y decisiva para ella. Pero, aunque no lo sepan, la vida de ambos cambiará para siempre. Empieza una manera muy rutinaria: un joven que conoce a una chica una noche y piensa estar con ella el mayor tiempo posible y viceversa. Pero de repente la situación da un giro de 180 grados y se convierte en otra historia totalmente diferente, incluso en cuanto a género.

-La película está financiada mediante micromecenazgo, ¿es una alternativa viable para la industria, o al menos para aquellos que están empezando?

-No es el futuro para nada de una industria como el cine, no se puede sostener mediante el micromecenazgo. El cine necesita una inversión privada mucho más fuerte y con un gobierno que lo apoye, si no, no se puede sostener. Pero sí es una vía para comenzar y en nuestro caso se nos juntaron muchos factores, al ser una película barata y sencilla. Este sistema está empezando y a nosotros nos ayudó pero no es el futuro ni de lejos. Creo que precisamente para el cine, que es una industria muy cara, hacer una película es más difícil con este tipo de inversión. Pero en cualquier otro tipo de actividad o de proyecto cultural es una buena alternativa.

-¿Cómo considera que apoya a la industria el que algunas salas de cine hayan optado por poner precios populares determinados días a la semana para garantizar la presencia de público?

-La iniciativa está bien, porque se trata de trabajar a corto plazo, pero también a medio y largo, mucho más importante. De repente se bajan los precios y la gente va en masa al cine, lo que quiere decir que sí que le gusta ir al cine, algo que muchos empezábamos a dudar, porque optaban por ver las películas en casa, de manera legal o ilegal, con esa idea de que el cine es caro, una premisa con la que no estoy en absoluto de acuerdo. Pero es que la industria del cine es muy complicada, al aunar cultura y negocio. Es parte de nuestra idiosincrasia del país pero también se quiere ganar dinero con ella, como en cualquier empresa. Como medida para atraer a gente me parece bien, pero siempre que se sepa hasta dónde llegar. Lo que me ha transmitido es que a la gente le gusta el cine. Ahora a ver si gracias a ello se ponen en marcha otros mecanismos para apoyarlo.

-En el último Festival de Cine de Málaga fue uno de los triunfadores, como ya le ocurrió en 2008 con su primera película, «8 citas». ¿Lo considera su certamen fetiche?

-Le tengo un cariño especial, como espero que ellos a mí, pero lo cierto es que han sido las dos únicas películas que he hecho y ha sido simple casualidad que ambas hayan estado presentes en Málaga. Pero estoy encantado con ello y ojalá sea un talismán para mí este festival.

-¿Se imaginaba que con 25 años iba a rodar su primera película?

-La verdad es que era muy joven y era de mis primeros contactos. No es normal que un chico con esa edad dirija una película, a no ser que sea un genio, lo que no es mi caso (risas). Me surgió por casualidad y tenía que aprovechar la oportunidad, así que lo hice lo mejor que pude.

-De «8 citas» a «Stockholm» han transcurrido cinco años, ¿ha notado una evolución como director?

-Una persona en cinco años cambia mucho y sobre todo de los 25 a los 30. En este tiempo he consumido mucho cine, ha habido grandes cambios en mi vida y también de criterio. Quiero pensar que he evolucionado mucho. De hecho, solo hace falta ver las dos películas para descubrir que hay otra mirada hacia la vida y hacia las relaciones.

-A pesar de su juventud, tiene una gran experiencia en televisión, ¿en qué medio se siente más cómodo trabajando?

-Me veo más cómodo en el cine. Y más concretamente en «Stockholm», porque es una película donde no hemos tenido jefes, algo que no es habitual en este negocio. En la otra película había que pelearse con la productora, con la que es habitual que haya conflictos, pero en esta ocasión éramos nosotros mismos. Tampoco había una distribuidora al principio, así que hemos sido completamente libres. Me he sentido más cómodo aquí y como el cine te da esa oportunidad, aunque a veces no se cumple, lo elijo a él. En la televisión hay muchas cabezas pensantes por encima que creo que pocas veces ayudan a conseguir un producto coherente. Pero cuando se consigue es sensacional.

-En este medio ha coincidido en varios proyectos con el director zamorano Manuel Sanabria, ¿es fácil trabajar con él?

-Es una experiencia maravillosa, aun a riesgo de parecer un pelota. Pero es verdad que hay pocos jefes mejores, me río muchísimo con él y trabajar juntos ha sido muy gratificante. Hemos coincidido en «Impares», «La pecera de Eva» y «Frágiles» y estoy contento con la experiencia. Para ser un buen jefe lo importante es tener calidad humana y a él le sobra.

-Con su bagaje en la pequeña pantalla, ¿cómo valora el actual papel de las series en las cadenas del país?

-Puede que ahora se le dé más importancia. Tenemos un referente cada vez más claro y potente en la industria anglosajona. Queremos parecernos a estos productos y me parece bien porque hay calidad. Pero le queda todavía mucho camino por recorre. Hubo un ejemplo muy bueno con la serie «Crematorio», pero no se siguió por ese camino. Ahora la gente invierte más y la calidad se empieza a ver. Otro problema es que apenas existen canales de pago específicos para series y hay que contentar a un público muy amplio. Eso es peligroso y muy complicado, el hecho de gustar a todo el mundo y que sea mínimamente interesante.

-Este domingo acude con trece candidaturas a la gala de los Goya, ¿qué espera de este certamen después de haber recogido ya varios premios por «Stockholm»?

-Voy sobre todo a disfrutar, a sentirme parte de la industria después de lo que hemos conseguido, pero pensando que hay que seguir trabajando. En cuanto a la noche, mi idea es ir a pasármelo bien simplemente porque favorito no soy, como todo el mundo sabe, y menos con una película tan pequeña.

-¿Ha tenido tiempo ya para sumergirse en nuevos proyectos?

-Estoy manejando tres ahora mismo, pero otra cosa es que salgan adelante. Para mí el truco de estar con varios proyectos a la vez es que así parece que te aseguras que alguno saldrá.