Uno de los nichos laterales del presbiterio de la capilla de Nuestra Madre de la iglesia de San Vicente presenta desde ayer la imagen restaurada de la Virgen de la Quinta Angustia. Se trata de una talla realizada en madera de nogal, policromada y dorada en el siglo XVII por el escultor portugués Gaspar de Acosta e inspirada en la que la que Juan Juan de Juni tallase para la cofradía de la Quinta Angustia de Valladolid a finales del XVI.

«Según la documentación conservada Bernabé Suárez Meléndez, hijo de los promotores de la edificación de la capilla de Nuestra Madre de las Angustias y el escultor portugués Gaspar de Acosta concertaron la realización de dos tallas en madera de nogal, nuestra Señora del Descendimiento de la cruz con Cristo muerto en el regazo y la quinta angustia, con siete espadas en los pechos, conforme al modelo de barro que tiene en su poder el dicho Gaspar de Acosta y que iría colocada sobre el nicho de la puerta colateral. En la escritura se convenía que ambas debían de estar hechas para el miércoles santo de 1604, y se estipulaba su precio en 500 reales», desgranó el delegado diocesano para el Patrimonio y la Cultura, José Ángel Rivera de las Heras.

La pieza mide 104x50 x55 centímetros, tenía «el barniz muy oxidado, pérdidas volumétricas y lagunas de policromía», detalló en la presentación Rivera de las Heras quien precisó que la mejora, realizada por el restaurador Óscar Manuel Morales entre junio y septiembre, ha consistido en «una limpieza de barnices, reintegración cromática y volumétrica». Además «se ha añadido un pedestal para darle una mayor altura a la pieza porque tiene la cara muy hacia lo alto. Al darle mayor altura se aprecia mejor el rostro», subrayó Rivera de las Heras al tiempo que calificó la talla de «hermosa» y subrayó: «Necesitaba una urgente la intervención». La puesta a punto ha costado 1.400 euros, sufragado totalmente por la parroquia de San Vicente.

La imagen está sentada sobre una roca, al pie de la cruz. La pierna derecha avanza hacia delante y la izquierda se mantiene retraída. La cabeza se dirige hacia lo alto y se inclina hacia la izquierda. Sobre el pecho va colocada la mano derecha, mientras la izquierda queda semioculta por el ropaje. Los pliegues de la vestimenta están elaborados «con poca fortuna y su interior está vaciado por el reverso, con el fin de hacer más ligera la figura y evitar el agrietamiento de la madera», describió el delegado diocesano de Patrimonio. Respecto a los cuchillos «se han perdido, pero en el pecho se puede apreciar un agujero donde irían incrustados el corazón con las siete espaldas», concretó Rivera.

El autor de la imagen, el escultor luso Gaspar de Acosta, era «bastante conocido, pues entre los años finales del XVI y principios del XVII trabajó en Zamora y cuenta con obras en Arcenillas, en Villafáfila y en la capital». «Gaspar de Acosta era un artista representante de la corriente manierista de finales del Renacimiento y de paso al clasicismo», expresó José Ángel Rivera de las Heras quien adelantó que la parroquia de San Vicente tiene el proyecto restaurar un lienzo pintado del siglo XVII con la misma advocación mariana.