Con motivo del Día Mundial de la Arquitectura, que se celebra el próximo lunes, el Colegio Oficial de Arquitectos ha escogido en Zamora el edificio de la actual Escuela de Arte y el colegio San José de Calasanz para colocar una placa distintiva e informativa de su representatividad dentro del Movimiento Moderno.

El lunes será por tanto el día en el que se coloque la placa, que ofrece la posibilidad de aumentar información sobre el singular edificio mediante código QR, es decir, captando una pequeña imagen con el teléfono móvil.

El reconocimiento a la importancia del edificio, antigua Escuela de Magisterio de la capital, se hace en consonancia con la Fundación Docomomo Ibérico, (Documentación y Conservación del Movimiento Moderno en arquitectura), que ha registrado desde su fundación, en 1994, las edificaciones más singulares construidas entre 1925 y 1965 en España y Portugal.

Con Alberto Combarros a la cabeza, representante del Colegio de Arquitectos de Zamora, Palencia, León y Salamanca, los expertos de la zona propusieron una serie de edificios, de los que en la capital se eligió la antigua Escuela de Magisterio, obra del arquitecto Joaquín Muro Antón en su proyecto original, y de Antonio García Sánchez Blanco en su proyecto de finalización tras la guerra civil.

Las obras comenzaron en el año 1932 y terminaron en 1935, y en él se destaca, entre otros aspectos, «la entrada, que es una parte elemental del edificio. Tiene un carácter propio, puesto que se trata de un volumen que alberga la escalera principal, construida con materiales nobles, y posee grandes ventanales que aportan cierta grandeza a la entrada del edificio», explica Susana Rodríguez Escudero.

La iniciativa de poner el punto de mira sobre estos edificios constituye una llamada de atención sobre el Patrimonio del Siglo XX, cuya fragilidad, según los expertos, requiere especial atención.

Las nuevas formas de hacer las cosas en esa época, junto al uso de nuevos materiales y tecnologías, poco ensayados hasta entonces, hacen que estas construcciones sean de especial importancia, aunque su puesta al día y su adecuación a las normativas actuales han provocado, en ocasiones, en «una merma de sus valores patrimoniales», lamentan los arquitectos.