Como en cada uno de los casos de bebés robados al nacer para darlos en adopción denunciados en la provincia, las contradicciones se suceden en los documentos oficiales; las fechas de nacimiento, defunción y entierro bailan. Y la «cajita de zapatos» que el Hospital Provincial enseñaba a los padres de los neonatos muertos -sin dejarles ver el cuerpo sin vida- vuelve a estar presente. Ese cúmulo de coincidencias con otras historias ha animado a esta zamorana a hacer pública la de su hermana, fallecida en abril tras una grave enfermedad, quien «siempre nos dijo «a mis mellizos me los habían quitado», en la Maternidad de Zamora, «tras nacer el 5 de mayo de 1963 en la calle de Santa Lucía» de la capital en el domicilio familiar, como tantos otros niños de la época «con la asistencia de la comadrona Carmen Varea».

Lo más curioso de este caso es que en el registro oficial del centro sanitario existe la anotación del alta médica de uno de los bebés. Del otro mellizo no hay ni rastro, como si nunca hubiera nacido e ingresado en el Hospital Provincial. Estas dos circunstancias aumentan las expectativas de localizar con vida a los dos zamoranos, que ahora tendrían 50 años.

Los dos pequeños «nacieron bien, aunque mi hermana dio a luz pocos días antes de cumplir los ocho meses de gestación. Lloraban al nacer, uno era rubio y el otro creo que moreno», apunta la tía de los menores a los que ahora trata de localizar, si están vivos; o, si han fallecido realmente, de conocer cuándo y en qué circunstancias, puesto que la familia siempre careció de esa información.

El mismo día del alumbramiento y por tratarse de niños casi ochomesinos fueron derivados a la Maternidad, al Hospital Provincial, hasta donde les llevaría el padre. De allí no regresaron: «Mi hermana no les volvió a ver». Y su marido tampoco, «él dice que le comunicaron que habían muerto y le dijeron que estaban en una caja de zapatos y que un hospicianico se encargaría de llevarles al cementerio». Una práctica del Hospital habitual entonces con los recién nacidos muertos, según los relatos de otras familias zamoranas que buscan a sus hijos y que han llegado a denunciar su desaparición en la Fiscalía Provincial y en los juzgados de la capital sin que por el momento haya sido posible resolver ninguno de los casos, ya que el personal sanitario de los años 60 y 70 del siglo pasado implicados en los partos y en el tratamiento de prematuros ya ha fallecido, salvo en el único que continúa abierto: la matrona es una anciana de 94 años viva, a la que se trata de localizar en Madrid.

Las sospechas de que los dos niños están vivos, «mi hermana lo creía firmemente y yo tengo un presentimiento de que sí», se acentúan cuando la madre y la tía de los bebés comienzan a recabar información clínica y del Registro Civil de Zamora. En el primer caso la Diputación Provincial conserva un documento en el que se recoge la fecha del ingreso hospitalario de uno de los niños, con nombre y apellidos, y, lo que resulta más extraño y abre una puerta a la esperanza, «el día del alta. En este certificado se indica que el niño entró en Maternidad el 5 de mayo de 1963 y que se le dio el alta el 8 de mayo de 1963». Este dato implicaría que el neonato no murió, sino que alguien le recogió y se lo llevó. Desde luego, sus padres no. Del otro sobrino no ha conseguido ni un dato, «no aparece en los registros de Maternidad ni en el Registro Civil, es como si no hubiera nacido», lo que sorprende a la familia y contribuye a alimentar su esperanza de que fuera dado en adopción a alguna familia sin la autorización de los padres biológicos.