Bego Alabazán presenta hoy «Historias para días fríos», en el Centro de Interpretación de Ciudades Medievales, dando inicio al II Festival de Cuentos Eróticos.

-¿Qué nos vamos a encontrar en la primera narración oral de la que usted se encarga en el Festival?

-Se propone un viaje imaginario al otro lado de una puerta. En mi narración hay muchas puertas, que vamos a ir abriendo y averiguando lo que hay. Es, sobre todo, un descubrimiento al órgano sexual menos cultivado, nuestra imaginación. La fantasía y creatividad de las personas pueden ser su estimulación más potente, porque no tiene límites, pero la gente la deja olvidada y se piensa que los órganos sexuales a estimular son solo los físicos. Esta sesión está pensada para estimular la imaginación, donde se juega con el erotismo y muy cerca de la feminidad.

-Seducir es todo un arte, ¿se puede hacer mediante la narración?

-Se puede y se debe. Actualmente, el tema del sexo está muy centrado en lo visual, pero la palabra tiene mucho peso en el erotismo. Yo creo que, sobre todo las mujeres, necesitan que las conquisten por el oído, a través de la palabra. Los hombres cada vez más también, a ellos también les gusta que se «les dore la píldora», aunque les sigue pesando más lo visual.

-¿Y cómo se hace de las palabras algo erótico?

-Primero queriendo y teniendo interés. Hay que darse permiso para jugar con la narración desde el disfrute. No hay tener tapujos a la hora de ser sensual con las palabras, el sexo siempre ha estado ahí y hay que hablar de ello y saber aprovecharlo para conquistar.

-Plantear un espectáculo con esta temática, ¿es muy diferente a otros?

-No mucho. Yo intento que la gente se lo pase bien, porque a mi me gusta mucho lo que hago y siempre disfruto mucho. Procuro que el humor esté muy presente, el sexo se trata muy bien desde este punto de vista divertido. Hay que reírse de estos temas y sacarlos «de la oscuridad», no pueden seguir como un tabú.

-¿Qué papel juega el público en la representación?

-Siempre procuro que los asistentes participen, que se rompa lo que llamamos la «cuarta pared». Yo juego con ellos con la mirada, les hago preguntas directas o dejo frases inacabadas para que ellos en su mente o en voz alta la completen. Llevo en narrando oralmente 15 años y mi experiencia me dice que la gente sí participa y además le gusta hacerlo.

-Esta representación no es nueva para usted. ¿Qué conclusiones saca de ella después de tanto tiempo representándola?

- Si hay algo que tengo claro después de tanto tiempo, es que la gente agradece que se hable de estos temas, les resulta una liberación. Por ejemplo cuando lo hago de los vibradores, que muchas veces parecen algo de lo que avergonzarse. Cuando los incluyo en el discurso de una manera natural y jocosa, el público responde muy bien. De hecho, suelen acercarse al final de la función para comentar sus gustos o preguntar dudas.

-¿Qué le parece la iniciativa del Festival de Cuentos Eróticos dentro del programa cultural en Zamora?

-Sorprendente pero muy gratificante. Me alegro de que Zamora sea una ciudad abierta a narrar sobre sexo. Considero que hay que tener cierto punto de valentía para hacerlo. Al ser la segunda ocasión que se realizan esta actividad, se nota que a los zamoranos les gusta la narración erótica, por lo que es más fácil conectar con ellos.

-Las reacciones a este tipo de espectáculos serán muy variadas.

Desde luego, cada persona reacciona de una manera, aunque quién suele ir, sabe el tipo de actividad que se va a encontrar. En una ocasión, cuándo trabajaba con otra compañía, hicimos una obra titulada «Sexo Oral» para adolescentes, contratada por un ayuntamiento por tres sesiones y sin conocer mucho qué hacíamos. Tras la primera función, el consistorio nos llamó para pedirnos explicaciones y que fuéramos comedidos. En la siguiente, nos pusieron como «espías», para saber exactamente que contábamos, y al ver que el público disfrutaba tanto, en la tercera y última no hubo ningún problema.