Josetxu Obregón es el chelista que cierra el ciclo de música antigua «Domo musical» con un concierto «De la basílica de San Petronio al palacio de Küthen» mañana sábado en la Catedral a partir de las 22.00 horas. Las entradas se pueden adquirir en el Museo Catedralicio.

-¿Cómo un chico de Bilbao acaba dedicándose profesionalmente al mundo de la música?

-En mi caso se debió a que mi padre también es músico. Desde pequeño en mi casa siempre ha habido un ambiente en el que ha existido la música y una apreciación por la clásica. Empecé mis estudios de piano y de violonchelo, aunque finalmente me quedé con el segundo instrumento. También tuve mi época de dudas. No sabía si dedicarme a la música e incluso comencé la carrera de Ingeniería Informática en la universidad, pero finalmente de incliné por la música. Me inicié en el violonchelo moderno, el que hay en las orquestas y se estudia en los conservatorios y Posteriormente me fui a Holanda donde me especialicé en el violonchelo barroco.

-En el momento de decidir optar por la música como profesión o bien seguir en la universidad, duda a la que se enfrentan cientos de jóvenes intérpretes, ¿qué le hizo inclinarse por el pentagrama?

-Fue una decisión muy complicada. Dedicarse profesionalmente a la música es una vida dura porque tienes que estar constantemente estudiando y mejorando y se trata de un mundo con poca estabilidad. Fue una decisión muy difícil y aunque mi padre es pianista, el que trabajaba en un conservatorio, me decía que lo pensara bien. En mi caso las cosas ocurrieron un poco solas, aunque yo estaba casi decidido. Tras dos años de estar en la facultad, eso me gustaba cada vez menos y no era demasiado feliz, mientras que el violonchelo me gustaba cada vez más e incluso mi trabajado daba sus frutos porque comenzaba a colaborar con la Orquesta de Radio Televisión o con la del Teatro Real.

-¿Qué le llevó a especializarse en el chelo barroco?

-Fue un paso gradual. Siempre desde que comencé mis estudios de chelo me llamó la atención el barroco, época en la que aparece y se populariza este instrumento. Era una búsqueda a los orígenes, a cómo era el violonchelo cuando apareció. Me pasaba que tocando suites de Bach que había cosas que con un chelo moderno no funcionaban del todo y cuando probaba con los instrumentos de la época cobraba más sentido. Motivado por esa curiosidad decidí especializarme. Al irme a Holanda proseguí con mis estudios de chelo moderno, pero al mismo tiempo inicié mi formación de barroco. Todavía trabajo con el moderno, pero cada vez más con el chelo barroco. Creo que hay mucho más camino por hacer con este instrumento.

-Usted se ha formado en el extranjero. ¿Todavía tiene España una asignatura pendiente con la música antigua?

-Sí, claramente. Hay departamentos bastantes fuertes como por ejemplo el existente en la escuela Esmut de Barcelona, pero es un ámbito de la música que precisa de un mayor empujón. Ahora que ya existen muchos intérpretes y muchos músicos especializados nos falta que todos los conservatorios creen un departamento de música antigua y oferten nuevas especialidades porque el violonchelo moderno se puede estudiar en cualquier conservatorio medio y superior, pero el barroco no en todos.

-¿El público profano está acostumbrado a escuchar este tipo de sones?

-El barroco no da más miedo que otras músicas, al contrario. Todo depende de cómo se interprete. Ha habido épocas que daba respeto, como a finales de los años 60 cuando empezó la tendencia histórica. Era todo muy radical, pues se buscaba que sonara como en su época. Sin embargo, hoy en día todos buscamos hacer los conciertos lo más amenos y variados posibles. Mi impresión es que a muchas personas le gusta más la música del barroco porque la entiende mucho mejor que la contemporánea.

-¿Cómo va a ser el concierto que ofrece mañana en la Catedral de Zamora?

-Es un recital de violonchelo en el que trato de mostrar cómo evolucionó el violonchelo durante el barroco. En sus inicios era un instrumento para acompañar y hacia el año 1600 aproximadamente surge el chelo solista. Una serie de compositores comienzan a escribir piezas para este instrumento y en este concierto voy a tocar algunas de ellas. Esos primeros creadores eran chelistas de la basílica de San Petronio de Bolonia, un templo muy reconocido, y de ahí realizaré un salto al palacio de Küthen donde Bach compone las seis suite para violonchelo solo, la obra más importante de la historia para este instrumento. Haré un recorrido desde la máxima simplicidad de lo primero que se escribe hasta llegar a Bach, con quien se alcanza la máxima complejidad del barroco. Creo que el recital será muy ameno porque tocaré obras italianas para luego acercarnos a Bach.

-Y va a tocar con un instrumento del año 1740.

-Efectivamente. Mi idea es que la música suene lo más parecido a como hubiera sido en época de Bach. En mi caso tengo la suerte de tener un instrumento que ha sido restaurado, pero que se mantiene en el mismo estado que en su época barroca. No se apoya en el suelo, sino entre las piernas del músico. Además, las cuerdas no son de metal sino de tripa, entre otras características, que hacen que el sonido sea distinto, un poco más suave.

-Usted todavía no ha actuado en el Pórtico Internacional de Zamora.

-No todavía no y me gustaría porque es un festival internacional que tiene un prestigio. Además considero que es fundamental para esta ciudad contar con un elemento que le da una identidad a nivel mundial porque acuden agrupaciones muy importantes. Creo que es muy importante también porque da una proyección hacia un tipo de turista. El problema que estamos teniendo últimamente es que parece que lo más fácil de recortar es en la cultura, pero a largo plazo va a ser muy grave. Yo no me quejo porque la agrupación «La ritirata» cuenta con bastantes conciertos, pero se nota que hay un constante recorte y hay festivales que van desapareciendo.

Bilbao, 1979

Profesor por oposición del Real Conservatorio Superior de Madrid galardonado con más de 11 premios en concursos nacionales e internacionales. Tiene una constante actividad concertística en más de 13 países europeos, Estados Unidos, México y Japón. Ha actuado como solista con orquestas en España, Portugal, Holanda, Reino Unido y Alemania, interpretando a Haydn, Boccherini y Vivaldi con instrumentos de época. Ha formado parte de las más importantes formaciones europeas, como son la Royal Concertgebouw Orchestra y la Rotterdam Philharmonic Orkest, entre otras, y en el mundo de la interpretación histórica ha sido violonchelo solista de numerosas

formaciones. También el creador y director artístico de la reconocida agrupación española «La ritirata» con instrumentos de época.