Uno de los participantes en la asamblea que intervino en reiteradas ocasiones fue Luis Boizas, expresidente del Santo Entierro. Boizas justificó su presencia en la asamblea para «defender mi gestión económica y del patrimonio» durante sus ocho años de mandato. En el primer caso, intervino para contrarrestar la valoración ofrecida por la directiva, que le achaca la carga económica que conlleva para las arcas de la real cofradía la adquisición del local donde se ubica la Casa del Cofrade. «La hipoteca conlleva una cuota anual de 14.900 euros, una cuantía equivalente a 1.150 cuotas, tantas como número de hermanos hemos generado desde 2009, con lo que se puede decir que el local no ha costado nada», explica Luis Boizas.

En sus intervenciones, el expresidente apuntó que la compra del local y la solicitud de una hipoteca «demuestran que la cofradía es solvente y tiene liquidez» y reconoce que «he admitido que el presidente actual me pidiera perdón por decir que la cofradía está en bancarrota, algo que es falso a todas luces». Boizas se basa en el patrimonio con el que cuenta la real cofradía.

Por otro lado, la nueva directiva comandada por Graciliano Hernández rechazó la solicitud de una asamblea extraordinaria para tratar la procesión de la Redención, suprimida para limitar el acto del Vía Crucis del próximo Domingo de Ramos a la oración presidida por el obispo en el atrio catedralicio.