Santa Lucía para la vista, san Juan Bautista contra los males de la cabeza, san Roque para combatir la peste, santa Águeda protegiendo las mamas o san Liborio para evitar los cálculos de riñón. El santoral cristiano puede llegar a proteger a los creyentes de cualquier enfermedad según la tradición.

Pero no solo los beatos tienen una conexión directa con la salud de los fieles. La diócesis de Zamora atesora cientos de ejemplos donde la enfermedad y el arte se dan la mano, como así puso de manifiesto ayer en la conferencia que el delegado diocesano para el Patrimonio y la Cultura, José Ángel Rivera de las Heras, impartió dentro del foro del periódico, con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará en mayo.

«Estas conexiones tienen especial importancia en el contexto social de la época, donde apenas había separación entre la vida personal, social y religiosa», argumenta Rivera de las Heras. «Se acudía a dios, a Cristo o a los santos para protegerse contra los males de diferentes enfermedades. Lo mismo que los santos eran patrones de determinados gremios también eran abogados contra distintas dolencias», añade.

Uno de los ejemplos más curiosos se da en san Cristóbal, cuya figura aparece siempre en las catedrales e iglesias más importantes y con gran tamaño. «Según la creencia social en la Edad Media, quien miraba una imagen de san Cristóbal durante ese día quedaba libre de la muerte súbita. Solía estar pintado bien grande y junto a la puerta, así que los fieles abrían, lo veían y se marchaban con la tranquilidad de saber que ese día no iban a fallecer», explica.

En Zamora, la devoción por algunos santos era tal que incluso «además de llevarlos a la gloria de dios a través de ellos, se formaban cofradías en torno a estas imágenes a las que se les daba culto y se acudía a honrarlas el día de la fiesta o en otros momentos para sentir su protección contra esos males», afirma el delegado.

Otra característica propia de la diócesis es la extensa relación de exvotos en las parroquias «como agradecimiento de curaciones de algunos males corporales, realizados en plata, como ojos, pechos, riñones o piernas», enumera. Pero son todavía más curiosos aquellos lienzos y tablas pintados «para recordar curaciones milagrosas». Estas imágenes son habituales en la ermita del Cristo de Morales y en la del Santo Cristo de las Batallas, en la localidad de Toro. Los siglos XVIII y XIX son los más fructíferos en este tipo de elementos «aunque también hay alguno fechado de comienzos del siglo XX», indica Rivera de las Heras.

El conferenciante no dejó de lado, durante su exposición, salpicada de multitud de fotografías, ninguno de los ámbitos artísticos relacionados con la enfermedad. Así, junto con la relación de santos con propiedades sanadoras y agradecimientos en forma de exvotos pintados o de plata, el delegado de la diócesis zamorana revisó aquellas obras artísticas «donde está representada todas la facetas relacionadas con la vida humana, desde el nacimiento hasta el matrimonio, la educación, la violencia, la indigencia, el exilio, el dolor, la compasión o la muerte. Todos esos aspectos de la vida humana están representados en diferentes obras artísticas de la diócesis de Zamora, desde San Claudio de Olivares hasta San Cipriano o la iglesia de San Juan y la sillería del coro de la Catedral», subrayó.

También tuvo un apartado importante de su exposición el origen de la enfermedad «como un mal derivado del primer pecado del hombre» y la veneración de reliquias, donde se centró en las pertenecientes a san Ildefonso «capaz de curar a muchos zamoranos», según los antiguos escritos.

José Ángel Rivera de las Heras reconoce que aunque el fervor todavía se mantiene, siglos después, «la devoción no es tanta en una sociedad tan secularizada como la nuestra. No es lo mismo que en la Edad Media o en la época barroca». Sin embargo, algunos santos mantienen esa fuerza de fervor. «Todavía se dice aquello de que santa Lucía te conserve la vista y solo hay que ver cómo muchos fieles zamoranos bajan cada 13 de diciembre hasta la iglesia de Santa María de la Horta para rezar, venerar la reliquia y también supongo que para que les ayude contra los males de la vista», comenta el delegado diocesano de Cultura.