El humorista soriano Nano López es el encargado de cerrar el ciclo de Humor en Navidades esta tarde, a partir de las 20.30 horas, en el salón de actos de La Alhóndiga.

-¿Cómo se llega en una profesión como la suya a tener una media de 150 actuaciones por año?

-Empecé en 2008 de forma profesional, aunque de aficionado hice mis pinitos antes, presentándose a concursos o subiéndome al escenario en fiestas de amigos. Tras ganar algunos concursos vi que no era tan malo y empecé a tomármelo en serio. He llegado a hacer 180 espectáculos en un año, pero eso es una barbaridad, así que decidí bajar el ritmo porque muchas veces era estar una noche en Murcia y viajar al día siguiente a Galicia, no compensaba.

-Con tan amplia experiencia, ¿encuentra diferencias entre el público de una u otra ciudad?

-Hay diferencias incluso en una misma provincia. Tampoco el público de la capital es el mismo que el de los pueblos. De hecho, en una comunidad como Castilla y León, tan grande como algunos países, hay diferencias. Es verdad que existe una comedia más universal, la de los chistes, que gusta a todos por igual, pero en cada sitio hay un tipo de humor y hay que aprender a descubrir qué tipo de público te está viendo ese día para amoldarte a ellos.

-¿Con qué tipo de público actúa más a gusto?

-En cuanto a la franja de edad, con la gente de 30 a 40 años, estos últimos incluso mejor, porque es el más afín a mí y al personaje que llevo: un hombre casado, con hijos y que vive con su suegra. Es una rutina en la que ellos se sienten más representados y por lo tanto su reacción es más directa, tengo que trabajar menos. Con gente de 20 años me lo tengo que currar más, cambiar un poco el rollo, utilizar otra jerga, hablar de redes sociales, de salir y ligar en los bares? Con los de 40 años puedo centrarme en el amargor del individuo, que es lo que me gusta.

-¿Reciben de la misma manera sus números los espectadores de Zamora y Soria, por ser ciudades tan parecidas?

-Me ha ido bastante bien en Zamora pero no sabría decir. La verdad es que el humor está más diferenciado entre el norte y el sur de España. Incluso la gente del norte tienen más paciencia a la hora de ver un espectáculo. En otros sitios, si no entras a degüello en el primer minuto con un chiste increíble te cortan directamente la cabeza. En el norte estamos más acostumbrados a ver espectáculos de muchos tipos y eso se agradece, porque te permite ser tú mismo. Y además les haces disfrutar más.

-Los monólogos en España ya tienen un largo recorrido, ¿es ahora el público más exigente al conocer mejor esta manera de hacer humor?

-Por supuesto. Y eso es algo genial, porque han aprendido el lenguaje de la comedia y los que nos dedicamos a ello podemos avanzar y hacer otro tipo de cosas. Es como una lengua, cuanto más sepas inglés, por ejemplo, mejor nos vamos a poder comunicar. Si su lenguaje de comedia es muy básico y nunca han visto monólogos en la televisión, cuando al espectador le hables de que estás acabado y su vida es una mierda se preguntará «¿este tío es el que me quería hacer reír?». No va a entenderlo. Pero una vez que ya conozca el lenguaje de los monólogos, tan introspectivo y hablando de verdades puras y vergüenzas propias, se sentirá identificado.

-La situación actual también cambia los temas. ¿Se atreve con la crisis o prefiere que el público no piense en ella durante su espectáculo?

-No se puede empezar con ese tema, pero tocarlo es indispensable porque se trata de una realidad y no hay que evitarla. Hay que hablar de todo lo que pasa en nuestro entorno. Aunque de primeras nunca empezaría con ella porque creas un gran bajón. Una vez que ya te conocen, hay que tocar todos los temas.

-Entonces, ¿apuesta por arriesgar en sus monólogos?

-La comedia es arriesgada y transgresora. Hay que pisar un poco la línea y evitar la comedia blanca, la que gusta a todo el mundo, porque eso es como ser simplemente un narrador. Tiene que traspasar fronteras e ir donde los demás no se atreven, a los comentarios que todo el mundo hace pero que nadie diría normalmente. Es una gran oportunidad hablar de cosas tan sensibles como la religión, la política o el sexo. En mi monólogo actual, por ejemplo, hay un bloque que me encanta sobre las monjas corruptas, un tema que de primeras, con mi suegra, yo no me atrevería a comentar. Pero con un espectáculo de estas características te permites estas licencias. La sociedad está cambiando y nosotros nos tenemos que aprovechar de ello.

-¿A qué se refiere cuando se califica su humor como de estilo americano?

-Estados Unidos tiene más cómicos que españoles y eso produce muchos estilos pero se trata de un formato que habla desde el personaje, que construye las historias a raíz de él. Primero explico quién soy, qué hago y una vez que la gente me han conocido empiezo a hablar de mi entorno, marcando muy bien el tipo de persona que soy, sin ambigüedad, para empezar a hacer reír.

-Tanto trabajo todavía le deja tiempo para proyectos solidarios como «Padrinos».

-Es una reunión de amigos, unos veinte cómicos profesionales de toda España, en la que aprovechamos para hacer una actuación en un teatro de Soria con dos pases que suelen llenarse, como ocurrió el pasado 28 de diciembre. De hecho ha habido varias réplicas de «Padrinos» en Madrid, Cádiz y Zaragoza este año. Es un proyecto muy bonito que se completa con talleres para presos internos de grados bajos y módulos de reinserción.

-¿Cada año lo recaudado va a una causa diferente?

-Este año el dinero va para una sociedad protectora de animales, pero entre los perfiles de las redes sociales surge siempre alguien que nos habla de algún proyecto solidario y recaudamos fondos. No es que consigamos mucho, porque este año fueron poco más de seis mil euros, pero sirve para ayudar a levantar un poco la cabeza a las ONG que lo están pasando ahora tan mal con los recortes.

-¿Qué ofrecerá en Zamora esta tarde en su espectáculo?

-Trabajaré con un poco de actualidad y con la crisis, pero nunca hay una estructura fija, depende del público que me encuentre. Con 400 personas tienes que soltar un zambombazo y con siete terminas aprendiéndote el nombre de todos. Cada espectáculo es totalmente diferente.

Soria, 1977

Ernesto López asegura que su escuela para convertirse en cómico fue la calle. Poco a poco vio que eso era lo suyo y siguió formándose para poder vivir del humor. Es uno de los cómicos de Castilla y León que más ha recorrido la geografía española. Ganador de varios premios, también es conocido por su participación en Paramount Comedy.