El trabajo del grupo de investigadores de la Universidad de Salamanca no es supone lucha en solitario. Las editoriales que comercializan los libros de texto les han facilitado los materiales para el estudio de los temas, problemas y ejercicios, y decenas de profesores de la comunidad han permitido que se graben sus clases de matemáticas para analizarlas y así poder mejorarlas. «Nosotros no queremos enseñar cómo tienen que hacer las cosas las editoriales o los docentes, que son figuras imprescindibles y que hacen un esfuerzo loable, solo intentamos abrir un camino para que, en la medida de lo posible, se pueda mejorar la forma en la que se enseña a los alumnos», subraya Santiago Vicente, que justifica la investigación que están llevando a cabo dentro del «compromiso social» que la Escuela de Magisterio de la capital, afirman, tiene contraído con la sociedad.