«Por un compromiso personal», el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Rodríguez Medel-Nieto, tuvo palabras de recuerdo para las víctimas del terrorismo, de ETA, en su intervención durante los actos de El Pilar para dejar constancia de que «siempre apostaremos por el final de esa lacra, pero no a cualquier precio, pues el pagado ya ha sido demasiado alto». En el breve párrafo que dedicó a hablar sobre la violencia de ETA, sin mencionar a la banda, declaró que «nosotros no olvidamos», si bien no pasó por alto especificar que se trataba de «mi opinión y creo que de la mayor parte de los guardias civiles».

Y en esta época de profunda crisis económica y limitación de medios no podía dejar de apelar al «tradicional espíritu austero» de la Guardia Civil, del que pueden dar cumplido testimonio «todos los que llevamos algún tiempo en él», los que «hemos vivido siempre con presupuestos muy limitados». Rodríguez trajo a la memoria de los más antiguos -y de otros quizás no tanto- los días en los que los cupos de combustible eran más que justos, cuando los ventiladores aún no habían dado paso al aire acondicionado o cuando los guardias iban a buscar el mobiliario que otras instituciones desechaban para poder disponer de mesas y sillas en las dependencias de las oficinas. «No sé si ahora podemos decir que estamos acostumbrados a la sobriedad o si, por el contrario, el futuro nos obligará a dar una vuelta más a esa tuerca de la austeridad». La prioridad es «esforzarnos para que los ciudadanos no noten las posibles limitaciones», dispuesto a emplear «no sé qué recursos imaginativos» porque «no son culpables de nada y no se merecen ni desidias ni excesos de celo».