Caja Rural carece de activos tóxicos del ladrillo que puedan poner en peligro su solvencia, si bien las exigencias del Gobierno le han llevado a provisionar 20 millones de euros para este año a fin de saldar las posibles pérdidas que provengan de los impagos de préstamos concedidos en el sector de la construcción y para la adquisición de vivienda, según indicaron ayer el director general de la entidad, Cipriano García Rodríguez, y el presidente, Manuel Ballesteros López.

La entidad tiene en en estos momentos 80 millones de euros otorgados en ese tipo de operaciones, «que nos están pagando», aclaraba Cipriano García, quien puntualizaba que la provisión hecha «no implica que se vaya a gastar», es decir, que se vayan a registrar impagos del ladrillo. De hecho, la mora general de la Caja está en el 3,80% y en ese pequeño porcentaje se incluye deuda de ese sector, que «no tiene una repercusión importante» en las cuentas de la entidad. Eso demuestra, junto a otros parámetros, la buena salud de que goza la entidad. Entre ellos, «la ratio de solvencia que ronda el 12%, muy por encima del 8% exigido»; y la de eficiencia, en la que «se ha mejorado en un punto», que está en el 43% y convierte a Caja Rural en «muy competitiva».

El presidente justificó estos buenos resultados, tras la asamblea general celebrada en la capital donde se renovaron cuatro consejeros, porque «somos una caja pequeña pero bien gestionada», a lo que el director general apostilló que «el cien por cien de los recursos de nuestros clientes captados están invertidos y este año hemos aportado 509 millones a la sociedad zamorana en préstamos».

Por lo que respecta a la repercusión de los concursos de acreedores de empresas zamoranas en los que la entidad se ha visto involucrada desde que se iniciara la crisis, sus responsables aseguran que no es destacable y que está dentro del ratio de mora indicado, «con la cobertura del 88% de esa mora», agregaba Cipriano García, no sin subrayar que la situación obedece a que «aportamos a todo proyecto viable que nos llega» y a que «somos la entidad con más implantación en la provincia, para lo bueno y para lo malo».

El director general y el presidente pidieron a la sociedad zamorana «que sea consecuente y sensible» con esa línea de actuación de Caja Rural, al tiempo que recordaba que «tenemos el 27% de los préstamos existentes en Zamora y el 23% de los recursos de los zamoranos. La sociedad debería reflexionar sobre ello, somos los únicos que estamos aportando, hacemos un llamamiento para que la sociedad vea que por quinto año consecutivo resistimos una crisis y seguimos acreditando que somos capaces». Manuel Ballesteros hizo especial hincapié en que «Caja Rural será lo que los zamoranos quieran, si nos apoyan, será grande y buena», al tiempo que incidía en el «respaldo que prestamos a un montón de colectivos».

En la asamblea general de ayer se informó sobre las cuentas del año 2011, que cerró con unos resultados óptimos para una caja saneada y sin problemas en un difícil momento de recesión económica.

También se eligió al nuevo vicepresidente, cargo que recayó en José Crespo Bragado, de Villaralbo, quien era consejero; y como secretario a Ángel Gutiérrez Mena, de Corrales. Por lo que respecta a los nuevos consejeros, fueron designados Luis Mariano de la Rocha Santos, de Villamor de los Escuderos; Bernardo González González, de San Cristóbal de Entreviñas; Vicente Martín Pérez, de Zamora; y Pedro Jambrina Fernández, de Moraleja del Vino.