Los fieles de la iglesia de San Vicente se afanaron ayer, festividad de san Blas, por hacerse con una de las cintas bendecidas que sirven para protegerse todo el año de las infecciones de garganta. La tradición se repite un año más, poniendo una nota de color alrededor del cuello de los numerosos asistentes a la eucaristía, que se llevaron el «amuleto» para casa en una de las jornadas más frías de este invierno.