Dolor entre los intelectuales zamoranos por la muerte de un investigador de talla internacional

Adiós al guardián de la memoria

Fallece a los 91 años el jesuita y miembro de la Real Academia de Historia Quintín Aldea Vaquero - Sus conocidos destacan su figura como uno de los historiadores más importantes del siglo XX

31·01·12 | 06:00

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Foto L.O.Z.

Judit Calvo

Zamora está de luto. El jesuita, historiador y miembro de la Real Academia de Historia Quintín Aldea Vaquero, falleció ayer a los 91 años en Salamanca. El mundo de las letras llora la muerte de esta «eminencia» como le recuerdan los que le conocieron, natural de la localidad de Gema del Vino y por el que la Corporación Municipal guardó ayer un minuto de silencio durante el pleno del Ayuntamiento. También desde su localidad natal, «sienten profundamente la pérdida de un ciudadano tan notable como él», se pronuncia el alcalde de Gema, Marcos Casado, que propondrá hoy en el pleno de la localidad la posibilidad de realizar algún acto de homenaje por el fallecido.

Como una «auténtica personalidad» en historia, además de «muy trabajador y una gran persona», lo recuerda el cronista de Zamora, Herminio Ramos, que coincide en destacar la talla humana de Aldea con el compañero y amigo de Quintín, José Navarro Talegón. El historiador, muy afectado, compartió con él los últimos días, «y aunque no podía comunicarse él entendía todo y yo le informaba de las cosas que nos interesaban, como las restauraciones en la provincia», se pronuncia el también zamorano. «Quintín tenía una cualidad, que era un gran conciliador, además de un historiador de pro, tenía esa virtud rara, que era sumar y nunca restar, siempre conseguía aunar los esfuerzos de gente muy dispar en empeños recomendables y grandiosos a veces», rememora uno de sus amigos más próximos, «siento una pena muy considerable, aunque creo que su situación era tremenda y no se podía prolongar más su agonía», reconoce.

«Se volcaba con su Zamora, presumía de ello, y era un gran colaborador siempre que le requerían», asegura su amigo Antonio Vázquez, diputado nacional del PP, que destaca su talla «internacional. Muy conocido por su bagaje cultural, un sabio en definitiva», relata Vázquez, que recuerda que «aunque estaba enfermo te reconocía siempre».

Muy querido y respetado en su tierra natal, también es valorado como una figura «nacional e internacional de primerísimo orden», se pronuncia Florián Ferrero, presidente de la Cofradía de la Concha de la que Aldea era miembro de honor. «Tuve una relación tardía con él, pero la imagen que tenía de él como historiador se vio sobrepasada por su calidad humana», explica Ferrero, que destaca la relación del fallecido con la Cofradía como «entrañable, entregado, nos dio todo su apoyo en las iniciativas que le pudimos ofrecer, es un hombre excepcional, hablaba muchos idiomas, etc. Además es uno de los grandes historiadores españoles del siglo XX. Su Diccionario de Historia de la Iglesia es una obra maestra internacional, así como su Diccionario Biográfico, en un futuro, será una de las grandes obras españolas», se pronuncia el director del Archivo Provincial. Opinión que comparte el profesor Francisco Iglesias Carreño, que lo considera un «investigador de primera línea, que como miembro del IEZ Florián de Ocampo se volcó con él», subraya.

Su «honradez intelectual y su preocupación por la historia sentada sobre metodologías serias», son las características del jesuita que destaca el director de la UNED, Juan Andrés Blanco, que lo define como un «historiador de extraordinaria importancia. Como tantos zamoranos tuvo que partir de su tierra para el desarrollo de su actividad personal, pero que nunca renunció a su condición de zamorano, siempre mantuvo una especial vinculación con su lugar de origen y los historiadores zamoranos», asegura Blanco, que subraya su figura como profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

La alcaldesa, Rosa Valdeón, tuvo unas palabras de recuerdo para Aldea, del que recuerda que «ejercía siempre como zamorano».

La misa de funeral se celebra hoy en la Capilla de las Vidrieras del Colegio de San Estanislao de Salamanca a las 16:30 horas, para conducir después el cadáver al panteón de los jesuitas, en el cementerio de Salamanca.