Si por dentro la rehabilitación fue intensa, en la fachada lo que se hizo fue un lavado de cara, conservando su estado original. De hecho, el antiguo edificio del Banco de España estaba incluido en el catálogo de conservación del Plan General de Ordenación Urbana. Exponente de una arquitectura ecléctica, alcanza un acento mitad modernista, mitad barroco, toda una muestra de lo que se llamó «modernismo de reverberación» a comienzos del pasado siglo, que era habitual en viviendas de capitales de provincias para asimilar las pautas marcadas por las grandes ciudades. La restauración de la fachada consistió en la limpieza con chorro de agua de todas las superficies, eliminando así los restos de pintura anteriores y enfoscados deteriorados y la restauración de las zonas con pérdida del revestimiento o rugosidad excesiva. Además, se recompusieron en la planta baja elementos ornamentales tras la creación de moldes de escayola reproducidos de los originales