Del Museo de la Catedral a la capilla de San Ildefonso. Este es el cambio de ubicación que ha experimentado el altar del monumento, que hasta ahora sólo podía contemplarse en la Seo en fechas como el Jueves Santo, para «una mayor función litúrgica en la pieza y para mostrarla a los fieles», indican fuentes del Cabildo.

El altar antes de su exposición en el primer templo de la Diócesis ha sido sometido a «una limpieza integral por parte del Servicio de Conservación de la Catedral de acuerdo con las directrices del encargado de Restauraciones del Obispado», precisa el deán, Juan González López. El proceso, ahonda el responsable diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras, «ha sido realizado de manera manual, detalle por detalle, con productos no agresivos».

El conjunto se ha reforzado mediante la instalación de una estructura metálica que el visitante puede contemplar si pasea alrededor de la pieza del siglo XVIII. El frontal ha sido situado a cierta distancia de las paredes de la capilla para que el público pueda contemplar los sepulcros y la totalidad del recinto ha sido «iluminado para realzar su belleza», apunta Rivera de las Heras.

El lugar del monumento en el Museo Catedralicio lo pasarán a ocupar diversas esculturas de piedra, en concreto, colocarán en próximas fechas «"La Virgen con el niño y San Juanito", de Bartolomé Ordóñez, las piezas que aparecieron en los lucillos de la capilla de San Juan Evangelista, "Cristo Salvador", que estaba en la portada de la Capilla de San Bernardo, y un paje dormido de un sepulcro mural, piezas que estaban dispersas por distintas salas», menciona el director del Museo Catedralicio.

En la década de los 80 el monumento contó con varios intentos de restauración porque «precisa una mejora de fondo», recuerdan desde el Cabildo al tiempo que animan a las instituciones locales «a apoyar su recuperación».

El altar está realizado en plata en su color y plata sobredorada. Lo integran un frontal, dos frontaleras con sus copetes, sagrario, candeleros, cruz de altar y ramilletes sobre ocho gradas, según describe Rivera de las Heras en el libro «La Catedral de Zamora». El frontal lo realizó el prestigioso platero salmantino Manuel García Crespo en 1723, lo donó el obispo José Gabriel Zapata en 1724 y cuenta con abundante decoración floral. El sagrario lo labró García Crespo en 1730 y en el exterior presenta la figura alegórica de la Fe, está rematado con el escudo de armas del Cabildo y lo costeó el arcediano Alonso Antonio Monge, quien también pagó los laterales del altar, en cuyos copetes están representadas las escenas del sueño de Elías y Sansón contra el león. Las gradas las crearon a lo largo del XVIII los artesanos Manuel García Crespo y Manuel Flores y están rematadas con el relieve de la imposición de la casulla a San Ildefonso.

El Cabildo ha instalado una sarga en la balconada ubicada a un lado del altar mayor de la Catedral. El lienzo, de autor anónimo y datado de principios del siglo XVI, representa el Descendimiento de Cristo y «antiguamente se utilizaba para tapar el retablo del Santo Cristo», puntualizó Rivera de las Heras. El responsable de Patrimonio de la Diócesis precisa que la pieza «estará sólo durante la Cuaresma» y adelanta que en agosto está prevista la instalación de la sarga de la Asunción que se empleaba para cubrir «el retablo de la Virgen de la Calva». Estos lienzos ven la luz tras ser inventariados por el Obispado de Zamora al ser «descubiertos de manera casual en la década de los 90 en una sala del Museo Catedralicio enrollados en unos varales para alfombras», puntualiza el auxiliar del recinto museístico, Juan Carlos Izquierdo.