La detención de un joven al que incautaron 8 gramos de heroína, al que ahora el fiscal exige cuatro años de prisión, sirvió a la Policía Nacional para iniciar una investigación que acabaría en una importante redada en el barrio de Las Llamas, en la casa denominada rosada, donde el arrestado compró la droga para su consumo tras llegar desde Portugal, dijo ayer en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial. El arresto llevó a los agentes, que sospechaban que la familia de «los Chinches», de etnia gitana, escondía gran cantidad de estupefacientes en esa vivienda, a pedir autorización judicial para un registro. El resultado fue la incautación de 0,38 gramos de hachís y 0,01 de cocaína, cuya pureza fue imposible determinar por los laboratorios por tratarse de una cantidad muy pequeña. La operación se saldó con un detenido, J.L.J., al que se le acusa de un delito de tráfico de drogas, por lo que se solicitan cuatro años de cárcel, ya que el fiscal sostiene que fue quien facilitó la droga al joven luso, como éste declaró en un primer momento. La mujer que supuestamente vendía la droga en la casa rosa, familiar de J.L.J., había abandonado Zamora días antes de que la Policía tuviera que lanzarse sobre el tejado de la vivienda de planta baja y romperlo para entrar, ante la imposibilidad de abrir la puerta de hierro.

Antes habían esposado a la ventana a su inquilino, J.L.J., para evitar lo que en el juicio insinuaron: Que la droga fuera a parar al fondo de un gran pozo que existe en el interior de la casa. Los policías sugirieron que alguien se encargó de vaciar allí los múltiples envoltorios de dosis de droga encontrados en la estancia. Con el apresado estaban sus hijos de tres y 16 años y un sobrino. El propio presidente de la Audiencia preguntó a los policías si habían tomado alguna muestra del pozo para comprobar si flotaba en el agua algún resto de drogas. La respuesta fue negativa. En el mismo juicio testificó un matrimonio detenido dos días después del registro de la casa rosada porque en su vivienda guardaban una caja fuerte, propiedad de una familiar de J.L.J., y en la que la policía dijo haber hallado más de 700 gramos de droga. El análisis efectuado por el Instituto Nacional de Toxicología tiró tal tesis por tierra, «era una sustancia de corte», de las que se utilizan para mezclar con los estupefacientes. Los abogados de la defensa solicitaron la absolución por falta de pruebas, mientras que la fiscal mantuvo la petición de cárcel porque, en el caso del portugués, la droga excedía los tres gramos para consumo, y por la convicción de que J.L.J. fue quien se la vendió.