Haciendo gala de esa dulzura al hablar que está también patente en sus canciones, Conchita recaló anoche en Zamora para poner punto y final a su gira de presentación de su nuevo disco, el segundo de su carrera.

-¿Cómo está funcionando la gira de «4.000 palabras»?

-Muy bien. Estamos tocando y, sobre todo, luchando, porque ahora es muy complicado hacerse un huequecito en este mundo. Hoy es el último concierto que damos con «Cadena 100» y la gente ha respondido muy bien, aunque siempre da un poco de miedo tocar en acústico en locales que son bares. Pero a mí me ha sorprendido el respeto y el silencio que hemos tenido. Me lo he pasado muy bien y me da hasta pena que acabe.

-¿Se marcó este segundo trabajo como un reto, después del éxito obtenido con «Nada más»?

-No me lo tomé nunca como un reto y tampoco cambié el «chip» de componer para un disco. En el momento de sacar este segundo trabajo tenía como 30 temas, elegí los 13 mejores y ahí está. Yo estoy satisfecha, pero lo que venga después no depende de uno. Muchas veces se tienen que alinear los astros de una manera para que todo salga bien. Para mí el reto era hacer un segundo disco mejor que el primero.

-¿Y lo ha conseguido?

-Bajo mi punto de vista, aunque luego habrá distintos tipos de opiniones, musicalmente es mucho mejor.

-¿Sigue manteniendo el mismo estilo de «Nada más»?

-No es un cambio radical, porque han pasado sólo dos años, pero creo que sí que se nota, en cuanto a armonías y ritmos. Es mucho más variado que el primero, que era mucho más calmado. Este es más rico musicalmente y las letras son mejores. Al menos, eso espero.

-¿Cómo definiría su estilo de música?

-Lo de definirse es complicado. Todo el mundo te quiere encasillar y yo creo que lo bonito de la música es que cada canción tiene su propio mundo y no sé definirlo. Yo creo que es más fácil para los que están fuera de la música el poder hacerlo.

-Habrá sido un lujo el poder volver a contar en este segundo trabajo con Juan Luis Giménez, de «Presuntos Implicados», como productor.

-En el primero estaba muy a gusto con él y nos entendíamos perfectamente así que pensé que no tenía por qué cambiar, mientras te siga aportando cosas y continúes aprendiendo de la otra persona.

-¿Se imaginaba el llegar hasta aquí cuando de pequeña comenzó a componer sus primeras canciones con un teclado?

-Para nada. Yo le pedía a mi madre ayuda y todo pero ella me decía que no podía hacer nada. Grabé una maqueta sin imaginarme todo esto, sólo para ver si tenía suerte. Y la hubo.

-¿Cómo surgió ese paso de animarse a probar suerte este mundo?

-Yo estudiaba Magisterio, por la rama de Primaria, y me suspendieron una sola asignatura para un año entero, didáctica de las matemáticas, de cuya profesora me acordaré toda la vida (risas). Como tenía solo una asignatura para terminar la carrera, tenía mucho tiempo, así que pensé que era el momento de mover esto, que era lo que realmente me gustaba. La verdad es que tuve suerte porque yo iba tocando por locales, que lo hacía una o dos veces al mes, y preparé una maqueta y la moví. Todo esto, por supuesto, llevó su tiempo, y pude mientras tanto aprobar la asignatura y ponerme a trabajar.

-¿Qué recuerda de su época por los circuitos de Madrid?

-Conocí a un montón de gente y tengo muchos amigos. Si no llego a conocerlos a todos ellos, estoy segura de que el primer disco hubiera sido mucho peor, porque también oyes cosas distintas y se aprende mucho.

-¿De dónde le surge la inspiración?

-Sobre todo de cosas que me han pasado a mí o situaciones que vivo muy cercanas, que me hacen pensar y escribir sobre ello. Siempre tiene que ser algo que me haya tocado de una manera porque si no, no me sale.

-¿Sus gustos musicales son similares al tipo de música que compone?

-Son parecidos, aunque procuro escuchar también cosas distintas, porque si no, te estancas y puede ser muy aburrido, tanto para ti como para tus seguidores. Escucho mucho a gente como Quique González o Carlos Chao, gente que es afín a mí, pero también me gusta mucho grupos como Cold Play o Keane o incluso música flamenca.

-En su primer disco tuvo la gran suerte de cantar a dúo con Antonio Vega, todo un lujo.

-Yo siempre digo que hay dos o tres personas que se te cruzan en la vida con magia y creo que una de ellas fue él. Aunque sólo estuve grabando con Antonio Vega un día, desprendía algo extraño y para mí fue un honor que él cantara una canción compuesta por mí.

-Otro dúo que hizo recientemente fue con Edu Soto, cantando «Como yo te amo» para el proyecto «Juntos por el Sáhara».

-Lo cierto es que una experiencia muy bonita y diferente, porque era curioso el cantar con un actor, que se ha convertido en un buen amigo mío. Además, trabajar para una buena causa siempre lo haces con gusto, aunque era un tema muy arriesgado que nunca se me hubiera pasado por la cabeza llegar a cantar en un concierto. Pero quedó curioso y bonito.

-¿Cómo valora la situación de la música española actual?

-Creo que está fatal y tendrá que explotar por algún lado. Hay muy poco hueco para la gente que llega, yo he tenido suerte, pero creo que debería de haber más oportunidades, en las radios o en la televisión, donde no hay programas de música. Además, pienso que se valora muy poco la música en general y es mucho trabajo. La gente se cree que las canciones caen del cielo y hay mucho trabajo e ilusión detrás.

-El tema de las descargas ilegales tampoco ayudará.

-Yo creo que todo empieza por valorar la música, porque muchas veces se toman a risa. Hay cosas muy buenas por ahí que no se entienden bien. El pirateo no creo que sea el mayor problema, si se valorara un poco más, la gente sería más consciente. No me parece bien, pero comprendo que si tienes una cosa gratis y otra no, se elija lo primero. El problema es que no se sabe todo el trabajo que hay detrás. Ni siquiera lo sabía yo hasta que me metí en un estudio.

Helsinki, 1980

Finlandesa de nacimiento por pura casualidad, Concepción Mendivil, conocida como Conchita, es una apasionada de la música desde pequeña, cuando componía sus propias canciones con un teclado. Años después cambió el teclado por la guitarra, con la que comenzó a subir a los escenarios a partir de 2000 por diferentes salas del circuito musical de Madrid. Tras presentarse a varios concursos, quedó finalista en el de La Latina. Comienza a grabar sus primeras maquetas un año después, al tiempo que comparte escenario con la nueva generación de cantautores nacionales, al tiempo que continúa con sus estudios de Magisterio Infantil. Graba «Nada más» en 2007 y en marzo de este año presenta su último disco, «4.000 palabras».