Su afición por la música comenzó con tan sólo dos años, con siete probó suerte en el casting de «Veo veo», que promueve la Fundación Teresa Rabal, y ahora con once años Lucía Gil Santiago -descendiente de zamoranos y que dice sentirse «zamorana por los cuatro costados»- representa uno de los rostros más conocidos de la canción infantil actual, tras alzarse con la victoria en el concurso musical «My camp rock» del canal Disney Channel.

Su popularidad es tal, más de dos millones de páginas aparecen con su nombre en la red, que mientras que la niña explica sus proyectos de futuro varios niños la identifican. «Siempre pasa lo mismo, primero se me quedan mirando, abren mucho los ojos e inmediatamente se dirigen a su padre o su madre», describe la niña que grabará un vídeo profesional con el cantante Ismael en Navidad por hacerse con el premio del certamen televisivo y que recuerda «con intensidad» las jornadas previas a la final en las que los concursantes estuvieron preparándose intensamente en Cuenca. «Recibí clases de baile, de interpretación y de inglés», apunta Lucía Gil.

Mientras que la cadena emitía cada semana distintas galas, los seguidores del programa votaban por Internet a través de la web de Disney Channel. «La única noción de cómo iban las cosas la teníamos a través de foros en los que comprobábamos que Lucía estaba muy bien situada», precisa José Luis Gil, padre de la nueva artista. Y finalmente el ansiado final. «Habíamos preparado a Lucía por si no ganaba, para evitar la desilusión», sostiene el progenitor. Finalmente el concursante elegido por el público fue Lucía. «En cuanto me dijeron que había ganado me puse a saltar», rememora la pequeña con una amplia sonrisa en su rostro.

Los Gil Santiago eran conscientes de que «My camp rock» contaba con una elevada audiencia infantil, pero «cuando realmente nos dimos cuenta de la trascendencia que tenía el concurso fue más tarde», apunta el padre, de profesión cirujano torácico y gran aficionado a la música. Y es que el pasado 30 de agosto la niña actuó en el Parque de Atracciones de Madrid. Al llegar al auditorio «pregunté cuántas personas habían venido y me dijeron que en el Parque había 15.000 personas y más de la mitad se habían interesado por el concierto de Lucía, de hecho el auditorio, que tiene 2.000 personas se quedó pequeño», relata el padre, mientras que la niña recuerda que al concluir la actuación «la jefa de seguridad me dijo que si salía me comían los fans». «Estaba la salida llena de niños que gritaban su nombre», comenta el progenitor al tiempo que su hija precisa que pretendió firmar autógrafos «porque me hace ilusión que me vengan a ver, pero eran demasiados». La cantidad de seguidores impresionó a la familia junto con su procedencia. «Asistieron niños desde Mérida, Algeciras o Valencia para verla actuar en directo», concreta, José Luis Gil: «es increíble».

La cantante recibe una media de ocho cartas de amor diarias y la han expulsado de la comunidad virtual «Tuenti» por tener más de 14.000 peticiones de amistad pendientes y ser considerada «famosa», declara todavía incrédulo su padre al tiempo que ella añade: «cuando abro el messenger de fans, al instante no puedo ver la pantalla del ordenador de la cantidad de niños que quieren hablar conmigo y al azar comienzo a escribirme con uno de ellos». A Lucía Gil también le han salido imitadoras. «Hay muchas niñas que se hacen pasar por ella y se han estudiado sus vídeos», dice José Luis Gil y la implicada, con una madurez impresionante, resta importancia a esta circunstancia «mientras que no falten a nadie, me da igual».

«Todo es un poco de película», comenta la estudiante de 6º de Primaria. Lucía Gil se toma el canto «un poco como un juego» y cuando no puede ir al colegio le pide los deberes a los compañeros, puesto que «una condición para que siga cantando es que no baje el rendimiento escolar», certifica el padre quien asegura que la familia vive el éxito de la niña con orgullo, «pero la popularidad también asusta un poco».