El verano está lejos de ser una época de sosiego para María y Carlos. La pareja tiene dos hijos, de 3 y 6 años, y los problemas se inician cuando los niños empiezan las vacaciones y ellos tienen que seguir trabajando. «No es fácil encontrar actividades para mantenerlos ocupados durante su tiempo libre ya que la oferta de las administraciones es muy limitada así que lo que toca es que mi marido y yo nos turnemos al momento de tomar las vacaciones para poder cuidar a los críos. Eso de tomarnos unos días juntos, para viajar en familia, hace mucho tiempo que es imposible», comenta María y Carlos añade: «Se habla mucho de la conciliación entre la vida familiar y laboral, pero aún está muy lejos de ser realidad. Si ya es difícil a lo largo del año, durante el verano es una utopía».

Algo similar ocurre en la vida de Pedro quien mientras espera a sus hijos, Rodrigo de 12 y Gonzalo de 8, a la salida de uno de los Campamentos Urbanos que organizan el Ayuntamiento y los Centros Municipales de Acción Social, comenta que él se encarga de cuidar a los pequeños cuando su mujer está en el trabajo y viceversa. «Si no fuera por actividades como esta lo tendríamos mucho más difícil, pero aún así la oferta es muy limitada. Por lo menos aquí vienen a jugar y a aprender por las mañanas, por las tardes los llevamos a la piscina o salimos de paseo porque no pueden estar metidos en casa todas las vacaciones».

Este verano han sido 200 niños los que han podido acogerse a la oferta de actividades, deportivas y culturales, que ofrece la Concejalía de Bienestar Social para niños de entre 6 y 12 años.

Según Flor, madre de una niña de 12 años, estas actividades que ofrece el Ayuntamiento son «insuficientes». «Los campamentos urbanos se realizan sólo los lunes, miércoles y viernes, así que el resto de días tenemos que apañarnos como podamos para dejar a la niña con familiares o amigos». Con ella coincide Martina, quien tiene dos hijos de 12 y 17 años. «Las autoridades no tienen en cuenta que aunque los niños estén de vacaciones los padres tenemos que seguir trabajando y las actividades que hay para compensar el tiempo que los chavales ahora pasan en casa en lugar de asistir al colegio son muy pocas. Además las plazas que existen para estos Campamentos Urbanos son bastante reducidas en relación con la demanda. Nosotros conseguimos una plaza porque el primer día de inscripciones estuvimos ahí desde primera hora de la mañana». Además, tanto Flor como Martina, pensando en lo que les esperará el próximo año reclaman que también se ofrezcan actividades para niños a partir de los 12 años. «Tal vez los políticos piensan que a partir de los 12 años ya se les puede dejar solos en casa pero de ninguna manera es así. Todavía son críos y los padres con hijos de esa edad también tenemos derecho a contar con actividades para ellos», comentan.

Belén y Francisco tienen tres hijos, una en el colegio, otra en la guardería y un pequeño de pocos meses de nacido. «Si durante la época escolar tenemos problemas porque los horarios de cada una de las niñas no coinciden entre sí y tampoco con los de trabajo de nosotros, ahora en verano el problema se agudiza. Además de turnarnos al momento de tomar las vacaciones yo he tenido que pedir un mes de excedencia en mi trabajo para cuidar de los niños. Las ofertas que hay, tanto de la Junta como del Ayuntamiento, al menos a mí no me valen», explica Belén.

Abuelos al rescate

Una reciente encuesta señala que uno de cada cuatro españoles recurre a los abuelos para que se encarguen del cuidado de los niños durante las vacaciones de verano.

Por eso no es extraño descubrir que quienes acuden a recoger a los pequeños a la salida de los Centros Abiertos de la capital son en su mayoría abuelos.

Pilar cuenta que aunque a lo largo del año colabora en el cuidado de su nieta Paula, de cinco años, es durante las vacaciones cuando más tiempo pasa con ella. «Mi hija y su marido están trabajando así que soy yo quien me ocupo de traerla y recogerla de clases y estoy con ella hasta que sus padres terminan de trabajar. Para ellos es un alivio porque saben que la niña está bien cuidada y Paula se lo pasa bien porque por la tarde puede jugar con sus primos».

Manuel es otro abuelo que durante el verano se queda al cuidado de sus nietos Alejandro y Diego mientras que sus padres trabajan. «El que puedan contar con los abuelos es una gran ayuda para los padres que no pueden tomar vacaciones al mismo tiempo que sus hijos. Además, el que los niños puedan asistir al colegio algunas horas durante el verano también está muy bien, y supongo que para aquellas familias que no cuentan con la ayuda de los abuelos es todavía mucho mejor», sostiene.

Este verano la Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Educación ha ofertado 253 plazas en los Centros Abiertos de la capital, 50 menos que el año pasado. «Además hemos tenido que pagar cinco euros diarios para poder traer a nuestros hijos. No me parece razonable», reclama Asunción, madre de dos niños. «Supuestamente el objetivo de los Centros Abiertos es conseguir la conciliación entre la vida laboral y familiar pero en la realidad la ayuda que brindan es muy poca. No son una solución para los padres que trabajamos. Yo, felizmente, cuento con la ayuda de mis padres y los niños pasan en el pueblo gran parte de las vacaciones pero de no ser así, no se que haría».