La realidad marca el presente y determina el futuro. Y esa realidad demanda la mayor implicación económica de los fieles en el sostenimiento económico de la Iglesia diocesana. Los creyentes lo venían haciendo de dos formas: La aportación de las colectas de las parroquias y la consignación en la casilla eclesial de la declaración de la Renta. Surge, ahora, porque las dificultades agudizan el ingenio, una tercera: El establecimiento de cuotas periódicas que consoliden una recaudación continuada. Y el Obispado de Zamora tiene, en este momento, 110 domiciliaciones periódicas para la campaña del sostenimiento de la Iglesia Católica.

Los creyentes pueden domiciliar esas cuotas de forma mensual, trimestral, semestral o anual, y establecer el importe que estimen conveniente. Las mensuales suponen 669 euros, las trimestrales suman 989, las semestrales alcanzan 585 y las anuales significan 9831. Así, «la cantidad total que el Obispado recibe al año por las domiciliaciones periódicas es de 22.985 euros», señalaron fuentes diocesanas. «Antes de dar comienzo a la campaña para el sostenimiento de la Iglesia, el Obispado tenía una sola domiciliación periódica, de 400 euros anuales». La sede refleja, en el Día de la Iglesia Diocesana, la cuenta de ingresos y de gastos, con el fin de que los católicos conozcan el destino de sus contribuciones económicas. Así, unos y otros ascendieron a 4.896.708 euros en el año 2007. Esa jornada «es una llamada a vivir nuestro compromiso de creyentes», indicaba el prelado, Gregorio Martínez Sacristán. «En las parroquias, la Iglesia acompaña a todos. Para que podamos seguir acompañando a todos y ayudando a los que más lo necesitan, es imprescindible la colaboración económica de los católicos y de los que valoren su labor. La Iglesia necesita que contribuyamos con una aportación periódica».

La solidaridad tiene un doble valor. Por eso es más efectiva. Los zamoranos reconocen la tarea pastoral y asistencial de la institución religiosa. Tal se deduce de esas domiciliaciones de cuotas, nueva vía de cooperación, y en las aportaciones a través de las declaraciones de la Renta. Tan necesarias, una y otra, para llevar adelante el mensaje evangélico, que es Palabra y acción. Así, en el último año registrado (2007), o del que se tienen datos totalmente fiables, con el nuevo sistema establecido, el 46,7% de los declarantes optaron por marcar la casilla correspondiente a la institución religiosa, lo que les sitúa 12 puntos sobre la media nacional y 3 sobre la regional. En este tiempo de crisis económica, que tal vez va acompañada de otra de valores, aunque no esté bien decirlo, la comunión de bienes (¿eso es progresista o sólo curial?) socorre necesidades y muestra el rostro más humano de la Iglesia, que puede reflejarse en la labor de Cáritas o en la acción social de muchas parroquias.

Lo salarios percibidos por los sacerdotes son magros, aunque el tópico extendido diga otra cosa. La dotación base de un cura zamorano asciende a 624 euros mensuales, que se incrementan en 157, como complemento, si están en activo. En tal caso, se alcanzan 781 euros al mes. El salario del obispo tampoco es para hacerse rico: Supera ligeramente los 900 euros. No llega a «mileurista». Así no se va muy lejos. En el pasado fue otra cosa, con rentas, patrimonios y regalías. Las sinecuras. Tenían bula.